El oso no encuentra heredero

Estudiantes pierde gas por la espita de sus jugadores extranjeros

Si Estudiantes utilizara el de la ciudad de Madrid como escudo, el madroño sufriría el mal de la soledad. Desde hace un año y cinco meses, la plaza de oso está vacante. Y Estudiantes, abandonado a su suerte. El último partido de John Pinone marcó el final de una época gloriosa. Pero desde que el oso no está, Estudiantes no gruñe.Y el capítulo de los extranjeros tiene mucho que ver con esta trayectoria descendente: desde la retirada de su estandarte, han pasado por el club nada menos que 11 jugadores foráneos. Y todo, en sólo una temporada completa, 1993-94, y un mes de la presente.

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Si Estudiantes utilizara el de la ciudad de Madrid como escudo, el madroño sufriría el mal de la soledad. Desde hace un año y cinco meses, la plaza de oso está vacante. Y Estudiantes, abandonado a su suerte. El último partido de John Pinone marcó el final de una época gloriosa. Pero desde que el oso no está, Estudiantes no gruñe.Y el capítulo de los extranjeros tiene mucho que ver con esta trayectoria descendente: desde la retirada de su estandarte, han pasado por el club nada menos que 11 jugadores foráneos. Y todo, en sólo una temporada completa, 1993-94, y un mes de la presente.

"La salida del club de Pinone fue dolorosa, pero necesaria. Con él vivimos una etapa sensacional, pero todo tiene un final y había que renovar el equipo", explica el entrenador, Miguel Ángel Martín.

"Sabíamos, además, que su sustitución sería traumática, pero no había más remedio. John era un líder carismático, a la altura de lo que es Epi para el Barcelona. Y es casi imposible que llegue otro jugador extranjero, al Estudiantes o a otro club, con la personalidad de Pinone", añade Martín.

Hasta aquí, todo correcto, pero el club colegial no contaba con que no encontraría la línea de sucesión ni aún con la ayuda de la ONU. Estudiantes recorre el mundo buscando lo que disfrutó durante nueve temporadas: la mejor pareja extranjera de la Liga ACB. Los triunfales tiempos de Pinone-David Russell (cinco años) y Pinone-Rickie Winslow (cuatro) quedan ya muy lejos.

La pasada campaña, el club batió su récord (y posiblemente el del mundo) al contratar a siete extranjeros. A todos ellos les unió el fracaso.

El ucranio Ouspenski no se adaptó. Al croata Cvieticanin, triunfador un año antes, le torturaron las lesiones. Siguieron cuatro americanos: Harstad estuvo de quita y pon para acabar en Primera B; Outlaw empezó en el filial, desaprovechó las oportunidades en el primer equipo y regresó a Estados Unidos; Schlegel echó por tierra en tres meses su prestigio de diez años; a Sanders le pudo la efedrina. El único extranjero que cumplió con lo esperado fue el esloveno Kotnik: demostró su profesionalidad al mismo tiempo que sus limitaciones.

Los refuerzos

Tras el susto, Estudiantes quiso asegurarse este año tres refuerzos de primera magnitud. Pero Michael Smith y Harper Williams no son los mismos que triunfaron en Pamesa y León. Mijail Mijailov (plata con Rusia en el último Mundial) todavía no está en forma y el noruego Torgeyr Bryn, que le sustituyó hasta su debú, no aportó nada.

"Tenemos un buen trío de extranjeros", asegura Martín. "Smith se esfuerza por adaptar se. Williams promedió 20 puntos y ocho rebotes el año pasado. Y Mijailov es un complemento ideal para los pivotes y elevará el listón en defensa". A la espera de. la explosión de sus foráneos, Estudiantes intenta encontrar ahora la identidad perdida tras la retirada de su capitán. 11 extranjeros en diez meses de competición demuestra que al equipo no le llega ayuda exterior.

"Es que los extranjeros que vienen a Estudiantes afrontan un problema añadido: en este equipo son ellos los que tienen que adaptarse a la plantilla nacional, y no al revés, como en los restantes conjuntos de la ACB", descubre Martín.

Mientras tanto, en su retiro de Connecticut, el oso desespera: su equipo, perdido el gruñido, ya no asusta a nadie.

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