Las grandes cadenas norteamericanas de televisión suprimen los anuncios entre programas

Las grandes cadenas norteamericanas han cambiado su estilo esta temporada. Ahora al capítulo de una serie no sigue, como an tes, una ristra de anuncios, sino el principio inmediato de otra serie. Los spots se trasladan, todos ellos, al interior del relato. El cambio está dirigido tanto a contrarres tar la atracción de las emisoras por cable, de las cuales dispone de varias decenas el ciudadano medio, como a combatir el impulso abandonista del control remoto.

Hasta ahora, el tiempo de anuncios entre una serie y otra propiciaba que el espectador escrutara otros canales y se desprend...

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Las grandes cadenas norteamericanas han cambiado su estilo esta temporada. Ahora al capítulo de una serie no sigue, como an tes, una ristra de anuncios, sino el principio inmediato de otra serie. Los spots se trasladan, todos ellos, al interior del relato. El cambio está dirigido tanto a contrarres tar la atracción de las emisoras por cable, de las cuales dispone de varias decenas el ciudadano medio, como a combatir el impulso abandonista del control remoto.

Hasta ahora, el tiempo de anuncios entre una serie y otra propiciaba que el espectador escrutara otros canales y se desprendiera, quizá para siempre, de la primera sintonía. Ahora, en las horas punta, los tiempos de la cena, la velada y los sábados por la mañana, la nueva estrategia está siendo aplicada por los cuatro gigantes: ABC,CBS, FOX y NBC, siendo NBC la primera que ensayó con buen resultado esta fórmula el pasado año. Entonces NBC emitía Frasier pegada a Seinfield, que era una serie de éxito. Frasier ganó audiencia y llegó a alcanzar el séptimo puesto gracias al trabajo de arrastre que le procuraba su antecesor.Prácticamente todas, las cadenas están siguiendo ahora este procedimiento, pero eliminando, además, otras fisuras entre programas, como las melodías introductorias y los títulos de crédito independiente. Ahora los créditos resbalan con una duración no superior a los diez o quince segundos sobre escenas del capítulo ya en marcha. Los guionistas han recibido orden de colocar una broma al inicio del episodio y culminar intensamente los finales. De esta manera, la atención del televidente se precipita sobre el comienzo del programa siguiente y los títulos de crédito en la escena terminal de un capítulo sobre los primeros rótulos y las imágenes ya habladas del siguiente. El interludio comercial que permitía seccionar lo que era una cosa y la otra se desvanece, para convertir todas las cosas en una misma cosa.

Aquella queja de que la televisión era una sucesión de fragmentos que seccionaban la intelección y sacudía las sinopsis con no se sabe qué consecuencias para la mente se dobla ahora con una sutileza inversa. Las series se deslizan por la corteza cerebral como en un destino donde se hubiera pegado el principio y el final del mundo. La idea de cadena alcanza su máximo sentido teniendo en cuenta su propósito de atadura. Las series tienden a ligarse entre sí como si se tratara de una misma serie que reproduce la vida misma, donde tampoco aparecen, necesariamente, anuncios entre una actividad y

la otra. Más bien los productos comerciales se encuentran empotrados en la masa de cada actividad, como ahora en la masa de la cinta se van introduciendo sus porciones. La cadena de televisión copia así a la vida misma y, con la misma dificultad con que se abandona la vida a la que se está encadenado, se abandona la cadena en la que se está viviendo.

Innovación

El valor de la innovación televisiva norteamericana, de inminente exportación, radica en este sortilegio. Los spots, al contrario de lo que fueron en su principio, no son ya entes extraños. A estas alturas, una televisión sin anuncios sería sólo un cine aminorado. Dejaría de ser la televisión, y los televidentes, como tales, se sentirían timados.La ventaja para las emisoras con este cambio es que acaso puedan cobrar más por los anuncios, porque en el seno del programa, y no en sus entornos, es más difícil su elusión. Pero la ventaja para los espectadores también existe, y es que probablemente puedan comprender mejor que la televisión comercial no trata de alegrarles potencialmente la vida, sino de alegrarles la vida por el hecho de ser potenciales clientes.

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