ATLETISMO

África vuelve a conquistar la Copa del Mundo

Sunday Bada, el cuatrocentista nigeriano que proporcionó a África su primera victoria en la Copa del Mundo, volvió a ser decisivo dos años después del éxito obtenido en La Habana. En medio de unas condiciones climatológicas inclementes, el equipo de África necesitó que sus relevistas de 4x4OO metros obtuvieran el segundo puesto para detener el chaparrón de puntos que había conseguido Gran Bretaña en la última jornada. Finalmente la diferencia fue de cinco puntos.

El calendario actual ha devaluado la categoría de la Copa del Mundo. Antes de la configuración de los Mundiales de atletismo,...

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Sunday Bada, el cuatrocentista nigeriano que proporcionó a África su primera victoria en la Copa del Mundo, volvió a ser decisivo dos años después del éxito obtenido en La Habana. En medio de unas condiciones climatológicas inclementes, el equipo de África necesitó que sus relevistas de 4x4OO metros obtuvieran el segundo puesto para detener el chaparrón de puntos que había conseguido Gran Bretaña en la última jornada. Finalmente la diferencia fue de cinco puntos.

El calendario actual ha devaluado la categoría de la Copa del Mundo. Antes de la configuración de los Mundiales de atletismo, cuya primera edición se disputó en 1983, la Copa del Mundo era el punto de referencia obligado para medir el estado del atletismo en cada continente. Ahora es una competición cada vez más marginada. La profusión de grandes competiciones (Juegos Olímpicos, Mundiales y Campeonatos de Europa) han terminado por arrinconarla.Un indicio del estado actual de la Copa del Mundo se encuentra en la extraordinaria debilidad del equipo estadounidense. Tiempo atrás, los norteamericanos presentaban a sus mejores atletas. En Londres dispusieron de un equipo de tercer orden, gente de relleno. El resultado fue pésimo, como podía esperarse. Estados Unidos terminó en sexta posición.

El combate se estableció desde el primer día entre el Reino Unido y Africa. Los dos equipos alinearon a sus mejores atletas. Casi era una cuestión de orgullo. La salud del atletismo británico es evidente, aunque haya perdido pegada en las pruebas de mediofondo, la base del espectacular crecimiento que tuvo el interés por el atletismo en las Islas. El núcleo fundamental de los británicos reside en sus velocistas, originarios mayoritariamente del Caribe.

El Reino Unido jugaba en casa y se sentía obligado a intentar la hazaña de conquistar su primera Copa del Mundo. El problema era África, que acudió a la capital británica con un equipo espléndido. No faltó ninguna de sus estrellas: Morceli, Kiptanui, Adeniken. Durante las dos primeras jornadas, África construyó una ventaja que parecía muy cómoda. Sin embargo, en el último día los británicos pusieron en dificultados a sus rivales. Los africanos sólo consiguieron una victoria por medio del marroquí Lahlafi en 5.000 metros. Los locales contestaron con firmeza: triunfos en 200 metros (John Regis batió al namibio Frankie Fredericks, 110 metros vallas (Tony Jarrett), jabalina (Steve Backley) y 4x4OO metros.

En la categoría femenina, Europa se impuso con facilidad. El resultado más singular de la última jornada fue la incursión de la rusa Irina Privalova en 400 metros. Ganó con 50.62 segundos, una marca interesante.

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