El Atlético recupera el camino del gol

Benítez marcó tres de los cinco tantos al Colonia en el Villa de Madrid

El Atlético encontró los goles. Llevaba toda la pretemporada sin olerlos y ayer, en la presentación ante su público, se pegó un atracón. Hasta cinco fabricó. Y todos magníficos. En realidad, fue lo único que dejó el equipo de Maturana en su puesta de largo en el Calderón. El juego rojiblanco pintó más dudas de las que arrojó el resultado. El Atlético sólo convenció de pleno en los 20 minutos que sucedieron al primer gol.De salida, el Atlético ofreció más de lo mismo. La imagen de su pretemporada: solidez defensiva, posesión de la pelota, pero pocas ideas para crear peligro. Y con Caminero, la ...

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El Atlético encontró los goles. Llevaba toda la pretemporada sin olerlos y ayer, en la presentación ante su público, se pegó un atracón. Hasta cinco fabricó. Y todos magníficos. En realidad, fue lo único que dejó el equipo de Maturana en su puesta de largo en el Calderón. El juego rojiblanco pintó más dudas de las que arrojó el resultado. El Atlético sólo convenció de pleno en los 20 minutos que sucedieron al primer gol.De salida, el Atlético ofreció más de lo mismo. La imagen de su pretemporada: solidez defensiva, posesión de la pelota, pero pocas ideas para crear peligro. Y con Caminero, la estrella incuestionable de este grupo, escondido en las proximidades de la defensa y demasiado lejos de su sitio natural. El nuevo Atlético no pasaba peligro, pero aburría. Da la sensa ción de que el sistema de Maturana oscurece el talento y la llegada de este futbolista, ya le ponga pegado a la banda derecha, como al principio, o en la pareja trasera de centrocampistas, como ahora.

En ésas estaba el equipo, ofreciendo seguridad atrás, conservando la pelota sin mucho sentido y echando de menos a Caminero, cuando llegaron las secuencias para la esperanza. Todo nació con una rosca acaramelada de Benítez, que Kiko, de toque acrobático con el exterior de su pie, convirtió en el primer gol.

El tanto reformó la estampa del Atlético. De pronto, como por efecto de un hechizo, el equipo empezó a brillar. Apareció Kiko con sus detalles; Benítez, con su particular forma de partirse el alma en el campo; Simeone, con su omnipresencia... Y sobre todo, llegaron dos combinaciones antológicas, preciosas, que quitaron la respiración al Calderón. Las del segundo y cuarto tanto: al primer toque, verticales, rapidísimas y llenas de veneno.

Luego, el Atlético volvió a apagarse (el Colonia, un rival desganado, tampoco le obligó a más), convencido de haber acabado con las interrogantes de los días previos. Sobre todo, con la ausencia de goles que le consumía: Benítez reivindicó su remate y, además, ya está por aquí el Tren Valencia.

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