Entrevista:MUJERES

"Todos los políticos tendrían que correr una hora al día"

Llegó a España en el verano de 1985. Estaba decepcionada del atletismo estadounidense. Había sido campeona de 400 metros vallas y salto de longitud, se lesionó y conoció la marginación que sufren los deportistas de alto nivel cuando dejan de ser útiles. Recorrió media España, conoció a Javier Echarri, se casó con él y en la nueva vida que emprendió, el atletismo volvió al primer plano. Tenía 25 años y sus aptitudes intactas. El largo descanso había hecho desaparecer las secuelas de la lesión. Probó y a los dos días sus marcas en saltos y carrera asombraron a todos; no había nadie capaz de gana...

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Llegó a España en el verano de 1985. Estaba decepcionada del atletismo estadounidense. Había sido campeona de 400 metros vallas y salto de longitud, se lesionó y conoció la marginación que sufren los deportistas de alto nivel cuando dejan de ser útiles. Recorrió media España, conoció a Javier Echarri, se casó con él y en la nueva vida que emprendió, el atletismo volvió al primer plano. Tenía 25 años y sus aptitudes intactas. El largo descanso había hecho desaparecer las secuelas de la lesión. Probó y a los dos días sus marcas en saltos y carrera asombraron a todos; no había nadie capaz de ganarla. En diciembre de 1987 obtuvo la nacionalidad española. Fueron cayendo los récords: cinco veces el de 100 metros, tres el de 200, cuatro el de 400, cinco el de 4x 100, dos el de 4x400, una el de longitud...Esta chica era una mina para el atletismo español. Pronto apareció por los campeonatos internacionales compitiendo por España. Hasta ganó la medalla de bronce en los Mundiales de Tokio 91, por delante de las atletas estadounidenses.

Después comenzaron los problemas. No sólo físicos -¡malditas lesiones!-, sino personales. En los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 estalló el escándalo, que permanecía latente desde que dio la espalda a los técnicos de la Federación Española de Atletismo, cuando les dijo que le iba a entrenar su marido. Algunos conocimientos tenía, porque el mundo del deporte no le era ajeno -fue culturista y dirige su propio gimnasio-, pero carecía de título. Fue expulsado de la villa olímpica y ella se fue con él. Desde entonces nunca duerme con el equipo en los viajes de la selección. Se va a un hotel, donde no se aplica el derecho de admisión a maridos de atletas sin título de entrenador.

Sandra ha buscado refugio a todos sus sinsabores en la música -ha editado un disco con composiciones propias al piano- y el periodismo -sacó una revista de atletismo, Sprint, que cerró- últimamente busca eslabones perdidos en los cantos gregorianos y ha comenzado a introducirse en el oscuro mundo de la paleografía. "Estoy fascinada. España es un tesoro en este sentido", dice. También ha dado sus primeros pasos en la política, visitando como miembro del Partido Popular los pueblos de la Comunidad de Madrid para ver cómo está el deporte. Su futuro puede estar ahí. Pero será cuando acabe de correr. Con 33 años cumplidos en enero y después de retirarse en los Campeonatos de Europa, todavía quiere seguir dando guerra en el atletismo.

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Pregunta. Usted parece incombustible.

Respuesta. La edad no es tan importante como parece. Todo está aquí [se señala la cabeza], todo es motivación. Quiero seguir corriendo hasta los Juegos Olímpicos de Atlanta.

P. ¿Para tomarse la revancha ante Estados Unidos?

R. No, por mí misma. El año pasado estuve muy desmoralizada, no tenía ganas de correr y ya me apetecía dejar el atletismo, pero me he vuelto a motivar y quiero llegar a Atlanta. Y llegar bien, además. Tengo que empezar a cuidarme más que antes.

P. ¿Qué pasa por la cabeza cuando, después de haber estado entrenándose todo un año, llega el día de la competición y en plena carrera surge la lesión?

R. Es un momento malo, muy malo. Tienes que tener las ideas muy claras para superar esos momentos, que a veces no son tales, sino que se convierten en rachas muy largas. Hay que sacar el lado positivo, porque si no, es que te amargas. Son cosas que no puedes controlar. Haces todo lo posible por cuidarte, pero te lesionas.

P. ¿El deporte de competición es aconsejable?

R. Si le gusta a quien lo practica, sí.

P. Pero no parece muy sano. Ustedes, los deportistas, siempre están lesionados o acaban con problemas físicos.

R. Tengo la espalda mal desde hace muchos años. Los médicos ya saben cuál es el problema; tiene un tratamiento. Tengo que hacer ejercicio todos los días. ¿Pero y los demás? ¿Y los que fuman o beben? ¿Es saludable eso? El deporte de élite es otra cosa, que no hay que confundir con el hábito deportivo. A la élite llegan muy pocos. Lo importante es el deporte de base, enseñarlo bien.

P. ¿Como en su país, Estados Unidos? ¿O su ex país, qué prefiere?

R. Mi ex país, mi país de origen.

P. Pues en su país de origen. ¿De allí hay que sacar el modelo?

R. Sí, puede ser. El deporte hay que hacerlo en el colegio, porque si los padres del niño no son aficionados al deporte, cuando llega a casa le mandan estudiar, no hacer deporte.

P. ¿Sabe que antes, en España, la clase de gimnasia se limitaba a mover acompasadamente los brazos a las voces de 'un, dos, tres'?

R. Curiosamente, en otras épocas antes del socialismo no había un modelo deportivo, pero sí se hacían cosas y había unos juegos escolares, que ahora han desaparecido. Es cierto que está subiendo la afición a hacer deporte, porque cuando yo llegué a España las chicas no hacían prácticamente nada. Ahora, al menos, aerobic. Pero el problema está en los colegios, que los profesores están desmoralizados; se van a casa en cuanto acaba el horario escolar, no interesa el deporte.

P. ¿Y usted qué propone?

R. Tengo unas ideas muy claras para el deporte escolar, que me gustaría cambiar, no para que el niño compita, sino por una cuestión de sanidad. Todo se relaciona, porque si los chicos estuviesen ocupados en su tiempo libre haciendo deporte, no estarían metidos en problemas de droga, tabaco o alcohol. Por eso me parece bien lo que están haciendo en Estados Unidos con la seguridad social y la sanidad. ¿Por qué tenemos que pagar las enfermedades de la gente que fuma? Pues aquí, igual, que ellos paguen entonces impuestos muy altos.

P. ¿Esa mentalidad es más americana o española?

R. Ya me he adaptado y tengo la mentalidad bastante española. He cambiado, soy más visceral, improviso más; sí, me veo más latina.

P. ¿Y por qué ha elegido el PP y no, por ejemplo, el Partido Socialista para desarrollar sus ideas?

R. Quizá si llevara más años en España..., pero como yo sólo conozco la España del socialismo, ha habido muchas cosas que no me han gustado, como el gasto público.

P. ¿Sabe que la imagen que recibe la juventud del deporte de alta competición es la de que para triunfar hay que ser negro o tomar sustancias que no den positivo en los controles antidroga?R. O las dos cosas [risas].

P. ¿Usted liberalizaría el consumo de fármacos en el deporte para evitar la hipocresía?

R. Igual que estoy en contra del tabaco y del alcohol, también lo estoy contra el doping. Están haciendo bien en controlarlo, porque se juega con vidas de personas jóvenes. Una persona con 25 años puede decidir, pero una de 17...

P. ¿Cómo ve el deporte de élite español?

R. En España el deporte de élite está enfocado de otra forma, con ayudas estatales, funciona bien, está bien planteado. Lo que falla es la base.

P. Pues usted no mantiene buenas relaciones con la federación.

R. Van mejorando. Ahora mismo me ha ayudado muchísimo volver a hablar con el presidente, porque la tensión que mantenía con él me estaba causando muchos problemas. Tengo todavía un problema con mi entrenador, que no está titulado y le tienen marginado.

P. ¿Cómo se ve usted a sí misma dentro de 10 años?

R. Supongo que haciendo algo con la música, que nunca la dejaré; me gustaría mantener también alguna actividad con el deporte, quizá a través de la política. Lo que no me veo es entrenadora.

P. ¿Y madre de familia?

R. Lo hemos ido retrasando tanto... Yo ya hubiera querido hace muchos años, pero esto del atletismo lo impide. No es que sea incompatible, no, pero un hijo te quita mucho tiempo. Más adelante, quizá, ya queda poquito.

P. ¿Y se ve también ministra de deportes?

R. !Ay, no! No lo sé. Muy, muy en el futuro, quizá. Pero sí que hay que cambiar las cosas. El deporte no está considerado aquí como algo importante. Y me refiero a lo que he dicho antes: si todo el mundo lo practicara, habría menos gastos en sanidad. Los políticos no ven la importancia que puede tener realmente el deporte en la sociedad.

P. ¿Ellos también tendrían que hacer deporte?

R. Por supuesto. Nos iría mejor a todos.

P. ¿Qué actividad recomienda a su presidente, Aznar?

R. Correr todos los días; al menos una hora. Si al principio es mucho, que sean 15 minutos el primer día. Pero no sólo él, todos.

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