¡HUELE QUE APESTA!

Esto no es un anuncio de calcetines ni una invitación al consumo de plantillas antiolor. Es el primer cartel de la precampaña del partido democristiano de Helmut Kohl con vistas a las elecciones generales de octubre en Alemania. Para desprestigiar a toda la izquierda, los creativos expusieron un viejo calcetín rojo colgado con una pinza cutre en una gastada cuerda, con la leyenda: "Hacia el futuro... pero no en calcetines rojos", término despectivo acuñado en la preguerra para insultar a los comunistas. La idea ha tenido buena acogida, pero por parte de las izquierdas. Los militantes de...

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Esto no es un anuncio de calcetines ni una invitación al consumo de plantillas antiolor. Es el primer cartel de la precampaña del partido democristiano de Helmut Kohl con vistas a las elecciones generales de octubre en Alemania. Para desprestigiar a toda la izquierda, los creativos expusieron un viejo calcetín rojo colgado con una pinza cutre en una gastada cuerda, con la leyenda: "Hacia el futuro... pero no en calcetines rojos", término despectivo acuñado en la preguerra para insultar a los comunistas. La idea ha tenido buena acogida, pero por parte de las izquierdas. Los militantes del Partido por el Socialismo Democrático -los comunistas del Este reciclados- tejen como locos pequeños calcetines y los venden como churros. Precisamente, el PSD puede acabar de partido bisagra en un Parlamento sin una mayoría clara. Los socialdemócratas, el partido de la oposición, han pegado un nuevo cartel: el canciller, con un calcetín rojo en la cabeza, pregunta al secretario general de su partido, Peter Hintze: "¿Realmente fue una buena idea?". Puede que ellos o los otros necesiten un pacto con los que intentaron colocar en fuera de juego con el olor de unos cochambrosos calcetines.-

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