TOUR 94

El estado de Rominger hace prever su retirada

Mientras Induráin se encaminaba hacia el podio, Rominger cruzaba la línea de meta y, sin detenerse, daba media vuelta y, cuesta abajo, se dirigía al coche de su equipo para que le devolviera al hotel. Se le vió más pálido que nunca, envuelto en sudor, y sufriendo. Unzaga, su fiel gregario, confesó que el líder de la formación Mapei no se encontraba bien: "Ya en las primeras rampas nos dijo que tuviéramos cuidado, que estaba sin, fuerzas. Habrá que ir cambiando los objetivos y empezar a pensar en ganar alguna etapa".Rominger, horas después, confirmaba que su salud no es buena: "En cuanto hago u...

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Mientras Induráin se encaminaba hacia el podio, Rominger cruzaba la línea de meta y, sin detenerse, daba media vuelta y, cuesta abajo, se dirigía al coche de su equipo para que le devolviera al hotel. Se le vió más pálido que nunca, envuelto en sudor, y sufriendo. Unzaga, su fiel gregario, confesó que el líder de la formación Mapei no se encontraba bien: "Ya en las primeras rampas nos dijo que tuviéramos cuidado, que estaba sin, fuerzas. Habrá que ir cambiando los objetivos y empezar a pensar en ganar alguna etapa".Rominger, horas después, confirmaba que su salud no es buena: "En cuanto hago un esfuerzo se me hace una bola en el estómago y me cuesta pedalear. Ahora sólo confío en que en estas etapas de llano me pueda recuperar para hacer un papel, digno en los Alpes". La impresión general en el equipo es que Rominger pueda retirarse en los próximos días si persiste su mal estado.

Induráin, que hoy, cumple 30 años, dice que sus propios compañeros de equipo le comunicaron el momento en que tanto Rominger como De las Cuevas comenzaron a dar síntomas de debilidad en la última ascensión: "Bernard se encargó de tirar y luego yo hice el resto. La dureza de la etapa permitía, por sí sola, obtener grandes diferencias".

La diferencia de casi ocho minutos con sus perseguidores más cercanos empieza a ser considerada como "bastante" por Induráin: "Vienen dos o tres días de transición, en los que habrá ataques p ara ganar las etapas, y el equipo, que está fenomenal, se encargará de controlarlos. Luego tendré que ser yo en los Alpes el que tenga que responder en los momentos claves".

Sobre los rivales a los que hay que controlar, Induráin citó por primera vez a Leblanc y Virenque, "que están empezando a recuperar tiempo". Pantani aún se encuentra lejos y por eso ayer no respondió a su ofensiva: "Me daban constantes referencias de la diferencia que nos llevaba y no merecía la pena arriesgarse, bajando el Tourmalet para ir a por él".

Induráin se presentó en la meta con un buen aspecto físico, al contrario que otros muchos, aunque dijo haberse cansado más que en la subida a Hautacam. La llegada de los corredores resultó patética en algunos casos, ante la fatiga que presentaban. Más de la mitad de pelotón llegó desperdigado y en fila india, entrando corredores hasta 37 minutos después de que lo hiciera el vencedor. Fue entonces cuando apareció el autobús, compuesto por 69 corredores que se habían agrupado para subir los últimos puertos en compañía. Eran aquellos que no disputaron la etapa, sino que se limitaron a llegar, porque ni tienen posibilidades de una buena clasificación ni su misión ayer era ayudar a sus jefes de equipo.

Escondidos en el grueso paquete iban ilustres como Bugno, dos líderes que ha tenido el Tour, Muséeuw y Vanzella, y el hasta ayer rey de la montaña, De Clerq, título que ha ce dido a Virenque, el auténtico coloso de la etapa, tras pasar en primera posición dos de los primeros puertos menores que había a la salida y después coronar en cabeza Aspin, Tourmalet y Luz Ardiden. En Peyresourde y la primera pequeña cota del recorrido pasó tercero.

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