Induráin: "Estoy bien de salud"

El ciclista español mantiene la ilusión por obtener su tercer triunfo en la prueba italiana

Miguel Induráin se levantó ayer como siempre, solícito y amable Firmó autógrafos sin parar y habló con los periodistas. Tranquilo y sonriente. Asimilando la derrota en su reino. Asimilando que ayer comenzaba un nuevo Giro. Una carrera en la que, por primera vez desde hace tres años, no sale como favorito. Es el realismo que dicen con resignación en su entorno. Cuando no se puede, no se puede. Y nada más. "El que más lo está sufriendo es él", dicen en el Banesto. "Es él quien quiere ganar siempre". Y quien da lecciones de saber perder. Induráin no apeló en ningún momento a posibles problemas re...

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Miguel Induráin se levantó ayer como siempre, solícito y amable Firmó autógrafos sin parar y habló con los periodistas. Tranquilo y sonriente. Asimilando la derrota en su reino. Asimilando que ayer comenzaba un nuevo Giro. Una carrera en la que, por primera vez desde hace tres años, no sale como favorito. Es el realismo que dicen con resignación en su entorno. Cuando no se puede, no se puede. Y nada más. "El que más lo está sufriendo es él", dicen en el Banesto. "Es él quien quiere ganar siempre". Y quien da lecciones de saber perder. Induráin no apeló en ningún momento a posibles problemas respiratorios ni musculares. "El mal día", repetía.Demasiado acostumbrado a que los malos días fueran siempre ajenos, a considerar a Induráin una máquina, a fiar en él todas las soluciones a las carencias españolas, su mal día tuvo que ser luminoso, en su especialidad, y coincidiendo con la emergencia de la horma de su zapato, de Eugen¡ Berzin. "Hay que saber perder", era el mensaje. "Ahora, a dar tiempo al tiempo. Además, aún quedan dos rneses". El Tour termina el 24 de julio.

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Se necesita tiempo para saber si su desfallecimiento el domingo fue pasajero. Según su médico, los problemas físicos que pueda tener Induráin no son fáciles de tratar. "Ha habido en este Giro como una epidemia de alergia", dice Sabino Padilla. "Y no se sabe cómo llega ni cómo se va". Influye el tiempo, caluroso y seco. "Con un poco de humedad, quizás se, solucione con pocas secuelas. Pero si no, mal lo veo. La montaña que se acerca lo mismo le puede valer para ganar el Giro como para empezar a encajar más golpes. Y no hay nada más. Ni Supermiguel, ni nada. Todo corredor es humano y las reacciones de su cuerpo nunca son matemáticas".

Un diente más

Induráin, así, la mañana de la contrarreloj se sentía tan fuerte que metió un diente más de los previstos al plato. Pensaba estar en los tiempos de Berzin (no sabía si lo derrotaría o no) y calculaba que metería pocas diferencias a sus rivales. Sin saber que le meterían a él tiempo. "No encontró el momento de disfrutar sufriendo", dice Echávarri. "Tuve las peores sensaciones en una contrarreloj", dice Induráin.

Miguel Induráin no quiso acogerse a la excusa de una enfermedad. "Estoy bien de salud, ni problemas respiratorios, ni nada", dijo el navarro. "Lo que sí que estoy, quizás, es un poco corto de forma". Tradicionalmente, Induráin llega al Giro en un 80% de su forma y se enfrenta a corredores que han hecho de la carrera rosa su gran objetivo. Y tradicionalmente, con su estilo económico, los derrotaba. Este año, por ahora, y aun así: "Yo sigo teniendo ilusión por ganar el Giro y por ganar todo lo que sea. Y Berzin es uno más. Yo ya he derrotado siempre a grandes corredores, a Lemond, a Bugno, a Chiappucci. ¿Por qué no a Berzin?".

Los cálculos de Induráin sólo apuntan a los Dolomitas. "En la montaña todo cambiará. Intentaré ir a tope y si me mantengo, lucharé por el Giro. Es verdad que tengo limitaciones para atacar en ese terreno debido a mi peso, así que no esperen que ataque: mi carrera será de eliminación de un día para otro. Y Berzin. que está muy bien de forma, debe confirmarse en la montaña. El Giro será diferente a partir de ahora. Tres minutos no son nada".

Un miembro de su equipo lo explica gráficamente: "Es como en el boxeo: Berzin tiene dinamita en los puños y ha enviado a Induráin a la lona en el octavo asalto. Pero quedan 13 asaltos para lo mejor y para lo peor. Puede volver a besar la lona, pero queda saber si Berzin es también un fajador de esos que saben aguantar constantes golpes en el hígado sin quedarse sin respiración. No muy fuertes pero constantes".

Estratégicamente, el Giro que queda se presenta más abierto que: nunca. Y para Induráin esto puede ser una ventaja. No hay mal que por bien no venga. Delante del corredor navarro hay tres ciclistas: el líder puede seguir una. táctica conservadora, pero De las Cuevas y Bugno deberán intentar limarle y, además, controlar los previsibles ataques de varios corredores que tienen el podio en estos momentos a tiro de piedra.

A Induráin se le ha quitado de encima la responsabilidad. Aunque puede caerle algo peor sobre la chepa: el propio Berzin. Si en la carrera de eliminación caen Bugno y De las Cuevas, podrá verse esa figura: Induráin marcando el ritmo en las subidas y Berzin haciendo lo posible para no perder rueda.

La etapa de ayer fue una de las más rápidas de este Giro y de las más controladas por los equipos de sprinters. El eslovaco Jan Svorada aprovechó una caída que rompió el grupo de los sprinters al final para adjudicarse su primera victoria en la carrera italiana. Y un detalle para los curiosos. La prueba ya ha recorrido tres fábricas del grupo de Agnelli: la Ferrari, la Fiat y, ayer, la Piaggio.

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