El estudiantes agradece la docilidad del Unicaja

Estudiantes y Unicaja no sacaron del sopor a los aficionados que acudieron al Palacio buscando la diversión que son capaces de ofrecer los dos equipos. No era el día. El choque resultó soso, aburrido y deslavazado. Tanto que llegó a dar la impresión -sin duda, errónea- de que ni madrileños ni andaluces estaban demasiado interesados en una victoria que ambos necesitaban urgentemente.Los espectadores no asiduos incluso creyeron que hasta la presunta emoción se había difuminado cuando, en el minuto 16, Estudiantes ganaba por 17 puntos, 45-28. La amplia renta la habían forjado, a medias, Jeff Sand...

Estudiantes y Unicaja no sacaron del sopor a los aficionados que acudieron al Palacio buscando la diversión que son capaces de ofrecer los dos equipos. No era el día. El choque resultó soso, aburrido y deslavazado. Tanto que llegó a dar la impresión -sin duda, errónea- de que ni madrileños ni andaluces estaban demasiado interesados en una victoria que ambos necesitaban urgentemente.Los espectadores no asiduos incluso creyeron que hasta la presunta emoción se había difuminado cuando, en el minuto 16, Estudiantes ganaba por 17 puntos, 45-28. La amplia renta la habían forjado, a medias, Jeff Sanders y la defensa del Unicaja.

Los seguidores fijos, sin embargo, no dieron por concluido el partido; sabían que faltaba algo. Y llegó. El Estudiantes, incapaz de mantener la tensión mucho tiempo seguido, se relajó, su intensidad desapareció y emergió el desorden habitual que está haciendo legendario al equiPo. Manel Bosch (14 puntos casi de un tirón) lo aprovechó para meter a su equipo en el encuentro: 49-44 en el descanso.

Casi sin querer, el Unicaja tuteaba a un enemigo superior al que, se intuía, sólo le faltaba motivación para dar el golpe de gracia que resolviera el compromiso. Y eso que jugaba con uno menos: ahora Sanders no estaba aunque la vista indicara lo. contrario. El americano fue incapaz de conservar la concentración después del intermedio y sólo sumó una canasta (m. 30). Ni así el Unicaja obtenía crédito como futuro ganador del partido. Se mantenía a una distancia corta (56-50, 64-59, 66-61), pero en el momento de la verdad -m. 33: 69-64- se disfrazó del peor Estudiantes, regaló tres balones consecutivos y entregó la rendición incondicional, firmada personalmente por el bosnio Avdic.