Secesión en en el fútbol mundial

La lucha clubes-federaciones y entre la FIFA y la UEFA desata un grave conflicto

La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y la UEFA (Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol) se han declarado la guerra. La tirantez entre los clubes y las federaciones se extiende a los máximos organismos del fútbol. La UEFA ha reformado por su cuenta la Copa de Europa y la FIFA replica anunciando un mundial de clubes que se disputaría los años impares en verano. Los europeos, encabezados. por la federación inglesa, han bloqueado la iniciativa, mientras la FIFA censura la Liga de Campeones prevista para 1994. Las diferencias tienen como fondo la elección, dentro de seis meses,...

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La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y la UEFA (Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol) se han declarado la guerra. La tirantez entre los clubes y las federaciones se extiende a los máximos organismos del fútbol. La UEFA ha reformado por su cuenta la Copa de Europa y la FIFA replica anunciando un mundial de clubes que se disputaría los años impares en verano. Los europeos, encabezados. por la federación inglesa, han bloqueado la iniciativa, mientras la FIFA censura la Liga de Campeones prevista para 1994. Las diferencias tienen como fondo la elección, dentro de seis meses, del presidente de la FIFA. El trono del brasileño Joáo Havelange, intocable durante dos décadas, parece más apetecible que nunca.Havelange tendrá 78 años cuando, a mediados de junio, presida en Chicago el Congreso de la FIFA, que, en circunstancias normales, debería prolongar su mandato por cuatro años más. Las circunstancias, sin embargo, no son las normales. Havelange fue el gran perdedor en el sorteo de la Copa del Mundo celebrado en Las Vegas, y su imagen, muy deteriorada ya durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, resultó seriamente dañada por la decisión de declarar persona no grata a Pelé, el hombre elegido como abanderado por los organizadores estadounidenses y que ha acusado abiertamente a Ricardo Teixeira, presidente de la federación brasileña y yerno de Havelange, de corrupción y cobro de comisiones en la concesión de contratos televisivos.

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El incidente ha dejado a Havelange en una situación muy precaria, puesto que los hombres fuertes de la FIFA se desmarcaron rápidamente de su presidente en un intento de que el conflicto fuera interpretado más como una cuestión personal que como una pugna entre Pelé, el Rey del Fútbol, y la FIFA, el máximo organismo mundial d el fútbol.

Havelang jamás se ha dedicado a preparar un delfín; además, entiende que no hay candidatos obvios a la sucesión. Es más, puede haber llegado a la conclusión de que fraccionar el voto europeo sería una garantía de continuidad, sobre todo en una época en que el número de afiliados europeos, todos con derecho a voto, ha aumentado en un 50%, dado el nuevo mapa continental.

La interpretación que la UEFA ha realizado del nuevo panorama europeo ha resultado polémica. La reforma de la Copa de Europa se ha aprobado en beneficio de lo! clubes más poderosos y en detrimento de muchas federaciones que ni siquiera han sido escuchadas: 24 de ellas han sido excluidas de la Copa de Europa.

La FIFA critica la nueva Liga de Campeones, fundada con ánimo de lucro y afán proteccionista, y propone como alternativa un mundial de clubes. La oferta de la FIFA es un intento de subrayar que es la máxima autoridad en el fútbol, por encima de la UEFA.

La FIFA no comulga con la política de la UEFA de castigar al débil en beneficio del fuerte. La organización mundial comercializa de forma audaz la Copa del Mundo, pero al mismo tiempo promueve, por ejemplo, campeonatos Sub 19, Sub 17 y femeninos que han sido, son y serán deficitarios. Incluso la designación de Estados Unidos como sede de la próxima Copa del Mundo obedece al declarado deseo de promocionar el fútbol.

Así, las tensiones entre la UEFA y la FIFA pueden enfocarse como una extensión de las tiranteces entre clubes y selecciones. La FIFA no organiza ningún torneo a nivel de clubes. Hasta la Copa Intercontinental se disputa bajo los auspicios de las dos confederaciones implicadas, la UEFA y la CONMEBOL suramericana. Su maquinaria funciona a través de las federaciones y selecciones nacionales y las protege con la conflictiva medida que da derecho al seleccionador a contar con sus convocados durante seis días previos a cada partido. A su vez, las federaciones fundamentan sus ingresos en las selecciones y Ángel María Villar, presidente del fútbol español, por ejemplo, puede mantener una semblanza de paz entre club y selección -entre Johan Cruyff y Javier Clemente- a base de defender los intereses del Barcelona en los despachos de la UEFA, una postura que no podría mantener si fuera presidente de alguna de las federaciones excluidas de la Copa de Europa.

No es del agrado de todos que la UEFA, presidida por el sueco Lennart Johansson, desvíe sus esfuerzos hacia los clubes. Y todavía se produciría una situación de mayor tensión si alguna o varias de las federaciones excluidas pasaran por encima de la UEFA e hicieran un recurso directo a la FIFA.

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