Ya es Navidad en Leganés

Los madrileños desatan la fiesta con su prímera victoria casera en Segunda División

"Yo estaba allí," se comentará dentro de unos años en las tertulias de los cafés de Leganés, "el día en que el Lega ganó su primer partido en casa en Segunda División. Goleamos al Burgos. Fue en diciembre. La Navidad estaba al caer". Ni en la Plaza Mayor, ni en la Puerta del Sol, ni con el pregón de La Bella y la Bestia. La Navidad de 1993 arrancó ayer en el sur de Madrid con una victoria que debió llegar antes pero que, precisamente por esa circunstancia, fue acogida por la afición lo cal con algarabía, abrazos, pe tardos y alguna lagrimilla.El partido trazó desde el principio un desar...

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"Yo estaba allí," se comentará dentro de unos años en las tertulias de los cafés de Leganés, "el día en que el Lega ganó su primer partido en casa en Segunda División. Goleamos al Burgos. Fue en diciembre. La Navidad estaba al caer". Ni en la Plaza Mayor, ni en la Puerta del Sol, ni con el pregón de La Bella y la Bestia. La Navidad de 1993 arrancó ayer en el sur de Madrid con una victoria que debió llegar antes pero que, precisamente por esa circunstancia, fue acogida por la afición lo cal con algarabía, abrazos, pe tardos y alguna lagrimilla.El partido trazó desde el principio un desarrollo inverso al de anteriores citas. Lo habitual en el Municipal de Leganés era un gol del contrario en frío, una lesión local de forma prematura o un tiro de los locales al palo en una jugada clara para marcar. Mala suerte, en definitiva. Ayer varió el guión. El primer achuchón de Leganés (minuto 16) se convirtió en gol. El entrenador pepinero, Luis Ángel Duque, escalaba la verja para abrazar a la chavalería y la grada se calentaba. La euforia del gol aceleró a los jugadores madrileños, que por medio de Antonio y Alonso gozaron de nuevas oportunidades.

1 El segundo periodo vió 20 minutos del mejor fútbol local. Cuatro minutos esplendorosos con dos goles como resultado y a celebrar la Navidad. El público y los jugadores del Lega se divertían. Hoy, todos acudirán felices a la boda de su compañero David, que debió retrasarla un día para jugar con su equipo. Con el 3-0 final, los invitados comprenderán las molestias.

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