Los más sabios de Correos

Varios hombres corrigen las 6.000 cartas que llegan a Madrid en Navidad con la dirección incompleta

En campaña navideña, los 600.000 envíos postales que habitualmente tienen como destino Madrid se triplican. Las cartas entre particulares, que siguen una línea continua descendente, vuelven a cobrar protagonismo, pero este aumento también genera hasta 6.000 cartas diarias con la dirección incorrecta o incompleta.En el Centro de Clasificación Postal de Chamartín, un pequeño grupo de personas logra, en la mayoría de los casos, que esos mensajes también lleguen a su destino. Desde el jefe más alto hasta el compañero de al lado, todos se refieren a ellos de la misma manera: "los sabios".

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En campaña navideña, los 600.000 envíos postales que habitualmente tienen como destino Madrid se triplican. Las cartas entre particulares, que siguen una línea continua descendente, vuelven a cobrar protagonismo, pero este aumento también genera hasta 6.000 cartas diarias con la dirección incorrecta o incompleta.En el Centro de Clasificación Postal de Chamartín, un pequeño grupo de personas logra, en la mayoría de los casos, que esos mensajes también lleguen a su destino. Desde el jefe más alto hasta el compañero de al lado, todos se refieren a ellos de la misma manera: "los sabios".

Todavía, el volumen de correspondencia sigue creciendo en estas fechas navideñas. La tendencia es a la baja, no en el total, sino en el desglose por productos. Desde hace años, la llamada línea básica, que incluye las cartas y los pequeños paquetes, mantiene una suave curva descendente, mientras que crece continuamente la llamada línea económica, de correspondencia comercial. Y el teléfono gana cada día más adeptos.

Aun así, en diciembre de 1992 circularon en España 30 millones más de objetos postales que en otro mes cualquiera. En Madrid, la cifra media habitual de 600.000 puede triplicarse con facilidad.

Pero muchas de estas misivas llegan con la dirección equivocada. Y ahí es donde intervienen los sabios. Si no pueden ellos, no puede nadie. Benito Gómez lleva 21 años en el control de cartería del Centro de Clasificación Postal de Chamartín. Su modestia le impide hablar de sí mismo y de sus méritos, pero de esta tarea se encarga otro compañero más joven, José Manuel Romera, que sólo lleva dos años en este departamento de Chamartín. "Lo de Benito es increíble, no sólo se sabe de memoria las 13.000 calles de Madrid y sus correspondientes distritos postales, sino que además conoce la mayoría de las calles de otras ciudades, aunque no haya estado nunca en ellas". Según Benito no es para tanto, porque a fuerza de leer las direcciones las acabas encontrando. Él resalta la importancia del código postal. "En el momento en que viene el código, por pequeña, nueva o rara que sea una calle, la encontrarán en su distrito". Mientras dice esto enseña parte de las cartas que han llegado en esa mañana. Habitualmente pasan por sus manos 2.000 cartas al día con la dirección incompleta.

Lo más frecuente, en efecto, es la falta de código. Eso no es problema para los sabios, que sólo con ver el nombre de la calle saben inmediatamente a qué distrito pertenece.

El asunto se complica más cuando sólo viene el nombre de la empresa, sin ni siquiera la dirección. Pero con la experiencia de años, los sabios conocen la dirección de casi todas las grandes empresas de Madrid.

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Todavía puede complicarse aún más el asunto. En una carta recibida ese día se lee: "Señor secretario de la Embajada". Nada más. No se específica de qué embajada se trata. Benito decide, en buena lógica, que puesto que la dirección del remitente es de Oslo debe tratarse de la Embajada de Noruega, y para allí se envía la carta.

Aparece otra carta dirigida a AMBACAM, Madrid, y Benito, sin dudarlo, escribe a lápiz: Embajada del Camerún, y a continuación el código postal de esta embajada.

En esta línea de mensajes indescifrables, surge otro que no tiene desperdicio: "CNTR CMRL MNTPRNCP". "Es fácil", contesta Benito, "porque esto les ocurre a veces a los ordenadores. Faltan todas las vocales, y, en realidad, aquí pone Centro Comercial Montepríncipe, que está en Boadilla".

Las imposibles, sin dirección, sin código postal y sin remitente, van a parar a un apartado especial donde se guardan tres meses por si alguien las reclama, lo que no ocurre nunca, y luego, muy a pesar de los sabios, son destruidas.

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