Una semana mágica

Tati Rascón prueba en Zaragoza que el tenis madrileño también existe

Se quejaba Juan Luis Tati Rascón de que los tenistas madrileños eran unos incomprendidos; de que nadie, ni siquiera sus clubes, les hacía caso; de que debiera envidiar a los catalanes porque en Cataluña se concentra el tenis español. Se quejaba y apoyaba su descontento en una pequeña hazaña. Él, como número 400 del tenis mundial y 35 en el ranking español, acababa de tener, a sus 22 años, su pequeña semana mágica, ésa que dicen que tienen todos los que son algo en cualquier deporte.En esos siete días del Campeonato de España, que terminó el domingo en Zaragoza, Juan Luis Rascón o Tati como le ...

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Se quejaba Juan Luis Tati Rascón de que los tenistas madrileños eran unos incomprendidos; de que nadie, ni siquiera sus clubes, les hacía caso; de que debiera envidiar a los catalanes porque en Cataluña se concentra el tenis español. Se quejaba y apoyaba su descontento en una pequeña hazaña. Él, como número 400 del tenis mundial y 35 en el ranking español, acababa de tener, a sus 22 años, su pequeña semana mágica, ésa que dicen que tienen todos los que son algo en cualquier deporte.En esos siete días del Campeonato de España, que terminó el domingo en Zaragoza, Juan Luis Rascón o Tati como le llaman sus rivales y sus compañeros de pista en su club, el Tenis Chamartín apartó unos cuantos fantasmas de su mente y, de paso, se soltó la lengua.

Víctimas de su juego agresivo -saque fuerte, volea, subidas a la red y todo eso-, sorprendente para un hombre salido de la pura y dura escuela de la tierra batida, de ésa que enseña que los partidos se ganan aburriendo al contrario, cansando su brazo a base de aguantar desde el fondo de la pista, devolviendo todo lo devolvible, fueron cayendo uno tras otro los más reputados productos nuevos del tenis catalán. Perdieron ante Rascón los jóvenes Alberto Berasategui (36º del mundo), Álex Corretja (76º) y hasta Carlos Costa (26º), el campeón saliente. Sólo sucumbió en la final, ante Javier. Sánchez Vicario (34º), un hombre avisado y que deseaba como nadie el título de campeón de España, un galardón que considera casi como un asunto de familia. .

Por eso se mostró Rascón, y con todo el derecho, un poco fanfarrón. Había probado, aun no formando parte del circuito dorado de los clubes catalanes, su capacidad y, además, no es que hubiera ganado a los demás, sino que había ganado a su propio complejo. "Ahora sí que puedo ganar a cualquiera en España", declaró exultante; "espero que los patrocinadores se den cuenta de que existo y empiecen a financiarme". Aunque todavía tendrá que pelearse por encontrar un hueco en las fases previas de los torneos, Rascón está dispuesto a todo. Y ya sabe que es capaz.

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