Aznar logra renovar la dirección del Partido Popular en 31 provincias

La "segunda renovación del partido" lanzada por José María Aznar tras las elecciones del 6 de junio está a punto de terminar con los últimos congresos provinciales. La mayoría se han celebrado, y el balance, para el secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, "no puede ser más satisfactorio". Han cambiado los presidentes de 31 organizaciones provinciales o insulares y una aplastante mayoría de los congresos se han celebrado con una candidatura única, lo que es interpretado por la dirección como signo de integración.

"Estamos cambiando y rejuveneciendo el partido sin crear confl...

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La "segunda renovación del partido" lanzada por José María Aznar tras las elecciones del 6 de junio está a punto de terminar con los últimos congresos provinciales. La mayoría se han celebrado, y el balance, para el secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, "no puede ser más satisfactorio". Han cambiado los presidentes de 31 organizaciones provinciales o insulares y una aplastante mayoría de los congresos se han celebrado con una candidatura única, lo que es interpretado por la dirección como signo de integración.

"Estamos cambiando y rejuveneciendo el partido sin crear conflictos innecesarios y sin hacer sangre", asegura el vicesecretario general del área institucional, Mariano Rajoy. La renovación organizativa se inició en febrero, con el congreso nacional extraordinario que proclamó a Aznar candidato a la presidencia del Gobierno.Desde entonces estaba previsto que el proceso se desarrollara en forma de pirámide, de arriba abajo. El sucesor de Manuel Fraga en la presidencia del PP comprendió desde el primer momento, según sus colaboradores, que la estrategia para reactivar la opción de centro-derecha y romper sus límites electorales no podía ser otra que controlar el aparato central, legitimar su liderazgo con un importante ascenso en las urnas y después trasladar la renovación hacia las bases.

Apenas transcurridos seis meses de las elecciones generales, los populares han celebrado todos los congresos regionales y la inmensa mayoría de los provinciales.

Las excepciones en ambos niveles son Galicia, donde se aplazaron por la celebración de elecciones autonómicas; Baleares, donde Gabriel Cañellas pidió también un retraso con el pretexto de una crisis en su Gobierno regional, y Cantabria.

En esta comunidad, la cúpula está decidida a esperar el final político del presidente del Gobierno regional, Juan Hormaechea, para intentar una regeneración completa y a fondo en sus propias filas. En Toledo, el congreso provincial está también suspendido, y el partido, gobernado por una gestora "hasta que se apacigüen los ánimos", después de un fuerte enfrentamiento interno.

Para Álvarez Cascos, todo el esfuerzo de reorganización ha demostrado que el PP ya no es el partido acostumbrado a asociar congresos con guerras internas y broncas más o menos públicas. Por primera vez, subraya el secretario general, se ha ido a los congresos con un reglamento que determina con claridad quién tiene derecho a voto y quién no.

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Afiliados ocasionales

Gran parte de las energías de congresos regionales y provinciales anteriores se perdían, según admiten ahora los dirigentes, en incorporar afiliados ocasionales y maniobrar con ellos para intentar ganar las votaciones. "Ahora se sabe algo tan elemental como quién tiene derecho al voto", explican, "y las energías se invierten en buscar dirigentes eficaces, en integrar todas las corrientes y en renovar los cuadros sin provocar fracturas o conflictos innecesarios".La regla de la lista única con vocación integradora se ha roto únicamente en Huesca, Soria y Valencia.

En los tres casos se atribuye a problemas puramente locales, sin implicaciones ideológicas ni líneas políticas opuestas. En Salamanca, en cambio, el centenar de delegados de un sector continuista boicoteó el congreso provincial y puso en duda su limpieza democrática.

En Zaragoza, el congreso se saldó con una sola lista, pero a margen quedó también un centenar de delegados agrupados en torno al nuevo presidente regional, Santiago Lanzuela. Según miembros de la dirección nacional, Lanzuela "se equivocó" y no supo pactar con la lista abocada a ganar, aunque los dos sectores se reconocen en la línea de Aznar. "Hemos conseguido algo muy importante también", señala Rajoy. "Las incompatibilidades se han cumplido a rajatabla, sin una sola excepción". Lo que fue principal caballo de batalla del congreso de febrero, cuando muchos dirigentes regionales y provinciales se oponían porque veían en peligro su continuidad, se ha cumplido con exactitud de relojería.

La práctica totalidad ha optado por el escaño y ha debido dejar paso a gente más joven en las responsabilidades internas. El único caso aparte es el de Javier Arenas, presidente del partido en Andalucía, que sigue en su escaño del Congreso de los Diputados y en la vicesecretaría general del área electoral por razones de conveniencia. El partido no quiere renunciar a la relevancia nacional de ambos puestos con el fin de fortalecer su imagen hasta junio, cuando Arenas deba enfrentarse con Manuel Chaves en una difícil confrontación ante las urnas por la presidencia de la Junta de Andalucía.

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