LIGA ACB

Antúnez invirtió las estadísticas

Las estadísticas del revés. José Miguel Antúnez, el eterno cuestionado, salió del partido como el jugador, más valioso; Arvidas Sabonis, el alma de su equipo, se quedó en el anonimato. El baile de números perjudicó al Madrid, que aunque ganó y fue siempre superior al Baloncesto León, cuajó una actuación discreta. El base, el encargado de mover el balón con criterio y hacer jugar al resto, fue el mejor, pero el equipo funcionó mal. Un contrasentido, en apariencia; una relación causa-efecto, en la realidad.El baloncesto de Antúnez tiene estás cosas. Sus mejores tardes aparecen cuando se oscurece...

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Las estadísticas del revés. José Miguel Antúnez, el eterno cuestionado, salió del partido como el jugador, más valioso; Arvidas Sabonis, el alma de su equipo, se quedó en el anonimato. El baile de números perjudicó al Madrid, que aunque ganó y fue siempre superior al Baloncesto León, cuajó una actuación discreta. El base, el encargado de mover el balón con criterio y hacer jugar al resto, fue el mejor, pero el equipo funcionó mal. Un contrasentido, en apariencia; una relación causa-efecto, en la realidad.El baloncesto de Antúnez tiene estás cosas. Sus mejores tardes aparecen cuando se oscurecen las de su equipo. Cuando consigue llevar el partido a su terreno (las prisas, lo unos contra uno, el poderío físico), Antúnez destaca. Pero el Madrid pierde su caché y sus estrellas, las que están obligadas a cargar con el equipo, apenas se dejan notar.

El base se mostró ayer incontestable en los números: 17 puntos, 85% de acierto en el tiro, siete rebotes, ocho asistencias, tres recuperaciones de balón y fue objeto de siete faltas. Todo ello en poco más de 36 minutos y con sólo dos personales en su debe. Pero el Madrid no fue el Madrid. Kurtinaitis no fue Kurtinaitis (41% de acierto en el tiro). Y lo que es peor, Sabonis no fue Sabonis.

Con todo, el resultado fue engañoso. Los siete puntos de diferencia que arrojó el marcador final fueron pocos para lo que sucedió en el partido. Bastaron las muestras de fortaleza física de Antúnez, su explosión en los contragolpes y su entendimiento con John Arlauckas para dejar al León contra las cuerdas desde el primer minuto. Eso y los triples de Biriukov en los momentos clave.

El Baloncesto León se creció al final, cuando por fin Fernández quiso asomar su presencia. Ganó la guerra de los rebotes (45 frente a 38), pero perdió la de la efectividad en el tiro (38% frente a 53%), sobre todo Wolf, que lo intentó 14 veces y sólo anotó tres. Antúnez les ganó el partido.

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