FÚTBOL: LA JORNADA DEL MIERCOLES

Regiristain y Romario sentencian al Valladolid

Fue el partido de Romario. Begiristain también hizo lo suyo -dos goles en sus únicas apariciones estelares- pero la estrella fue el brasileño. No tanto por su gol de antología fabricado entre un bosque de piernas, como por su intervención en el juego de conjunto. Porque marcados los dos goles, el equipo azulgrana se dedicó a regalar merengue a su hinchada. Este dulce al principio agrada -paredes limpias, taconazos, minutos y minutos, pases y pases sin que los rivales llegaran a oler el cuero- y después empacha. Al juego del Barça ante un equipo que nunca puso a prueba su capacidad le faltaba s...

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Fue el partido de Romario. Begiristain también hizo lo suyo -dos goles en sus únicas apariciones estelares- pero la estrella fue el brasileño. No tanto por su gol de antología fabricado entre un bosque de piernas, como por su intervención en el juego de conjunto. Porque marcados los dos goles, el equipo azulgrana se dedicó a regalar merengue a su hinchada. Este dulce al principio agrada -paredes limpias, taconazos, minutos y minutos, pases y pases sin que los rivales llegaran a oler el cuero- y después empacha. Al juego del Barça ante un equipo que nunca puso a prueba su capacidad le faltaba substancia. Algo que hiciera al pastel más digestible. Faltaba juego en la delantera, que los jugadores miraran a la portería de Lozano, por lo menos.Y eso habría sido el mal menor. El Valladolid que no las vio en media hora empezó a aprovechar el tradicional bajón del Barça cuando tiene el partido encarrilado. La fluidez casi cibernética entre las líneas azulgrana desapareción cuando se impacientaron los jugadores menos técnicos, cuando Iván, Goikoetxea o Quique se empeñaban en jugadas individuales rompiendo la armonía y el ritmo del balón. Entonces llegaron algunos ayes. Pero poco más.

De romper la monotonía y despertar al Barcelona se encargó Romario, un Romario que bajó de su pedestal de Dios y se hizo humano. Un héroe más cercano. El único extranjero del Barça que aún no ha chupado banquillo -ayer le tocó el turno de quedarse en la banda a Stoichkov

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