María Casares,

el último mito viviente de la escena francesa, hija del mandatario republicano español Casares Quiroga, acaba de demostrar que la edad no es un obstáculo a la hora de asumir riesgos interpretativos. A sus 72 años, Casares da vida estos días, en el teatro de Gennevilliers, un deprimido suburbio del norte de París, a un complejo Rey Lear puesto en escena por Bernard Sobel a partir de un texto de Jean Michel Deprats. Vestida de negro, con el pelo gris muy corto, la actriz realiza una convincente interpretación del gran personaje de Shakespeare, que, en esta ocasión, y pese a la extraordina...

el último mito viviente de la escena francesa, hija del mandatario republicano español Casares Quiroga, acaba de demostrar que la edad no es un obstáculo a la hora de asumir riesgos interpretativos. A sus 72 años, Casares da vida estos días, en el teatro de Gennevilliers, un deprimido suburbio del norte de París, a un complejo Rey Lear puesto en escena por Bernard Sobel a partir de un texto de Jean Michel Deprats. Vestida de negro, con el pelo gris muy corto, la actriz realiza una convincente interpretación del gran personaje de Shakespeare, que, en esta ocasión, y pese a la extraordinaria fidelidad al texto original, cita a Freud, a Pascal y la ciudad de Sarajevo. Casares, que comenzó su carrera en Francia, país al que llegó con su familia en calidad de exiliada al término de la guerra civil española, tomó hace tiempo la nacionalidad francesa, y ha desarrollado toda su vida profesional en el país vecino. Amante de Albert Camus, musa de Jean Cocteau e intérprete de la inolvidable película de Robert Bresson Las damas del bosque de Bolonia, María Casares ha superado en osadía a las más grandes damas de la escena. Aunque quizás no a todas las divas. Hace aproximadamente un siglo que la gran Sarah. Bernhardt asombraba al público interpretando una insólita versión de Hamlet en la que ella misma daba vida al atribulado príncipe de Dinamarca.