Crítica:

El Tenerife desarma al Barca en el Gamper

La amistad no se perdió, pero sí el respeto al campeón. El Tenerife de Jorge Valdano aparcó los homenajes, los aplausos cariñosos y los abrazos interesados para dar a la final del torneo Joan Gamper un tono casi de competición oficial.Y es que anoche se enfrentaban en el Camp Nou los dos equipos españoles que más desprecian el fútbol mezquino y especulativo, Son imagen y semejanza de sus respectivos técnicos, Valdano y Cruyff. El primero concibe este deporte-espectáculo de una forma más racional que el segundo. Valdano no hace ascos a la programación previa. Cruyff utiliza la intuición.
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La amistad no se perdió, pero sí el respeto al campeón. El Tenerife de Jorge Valdano aparcó los homenajes, los aplausos cariñosos y los abrazos interesados para dar a la final del torneo Joan Gamper un tono casi de competición oficial.Y es que anoche se enfrentaban en el Camp Nou los dos equipos españoles que más desprecian el fútbol mezquino y especulativo, Son imagen y semejanza de sus respectivos técnicos, Valdano y Cruyff. El primero concibe este deporte-espectáculo de una forma más racional que el segundo. Valdano no hace ascos a la programación previa. Cruyff utiliza la intuición.

Los dos equipos explicaron al público cómo se debe correr sin balón para aportar ideas y soluciones. Cómo los pases hacia atrás clarifican las ideas. Y cómo no debe darse más de dos toques al balón.

El Tenerife desarrolló mejor esa forma de concebir el fútbol y explotó como nunca las debilidades de un Barca que ha incrementado su carencias defensivas al jugar con un delantero centro llamado Romario, que en el partido inaugural del torneo deslumbró a la afición.

El factor Romario arrastró al socio culé. Todos esperaban al brasileño soltando latigazos letales y se encontraron con Pinilla, uno de los jugadores descartados por Cruyff que a Valdano le va de perlas.

Los habituales oxigenadores del juego azulgrana, Koeman y Guardiola, no dieron una a derechas y muy especialmente el segundo. Guardiola se presenta ante la apertura de la Liga con un despiste fenomenal por la presión a la que está sometido por Cruyff y todo parece indicar que su titularidad peligra.

Del caos azulgrana se aprovechó el Tenerife para entrar por la banda izquierda, que se convirtió en una autopista. El premio fue generoso: dos golitos de Pinilla.

A Cruyff le sentó mal que su amigo Valdano le dejara en evidencia y tras el descanso dejó en el vestuario a Stoichkov, Koeman y Guardiola.

El partido terminó con el Camp Nou hecho un Heliodoro. El público silbando al Barça y aplaudiendo a los canarios. Más de uno rogó para que se repitiera el apagón de la víspera. Fue un aviso en un amistoso. Cuando comience la Liga, el Barça tendrá que ajustarse el cinturón.

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