España e Italia incrementan su fútbol ofensivo y amenazan el monopolio de Alemania

GRAHAM TURNER, Tras muchos años de ir a la zaga de países como Alemania e Inglaterra, donde el fútbol goza de una imagen netamente ofensiva, España e Italia se están homologando a Europa. Su promedio de goles por partido ya rebasa el de Inglaterra y, bajo la batuta de Johan Cruyff, el Barcelona se ha colocado entre los conjuntos más goleadores del continente. Al mismo tiempo, los goles se reparten cada vez más mientras la figura del rematador especializado empieza a escasear.

La Primera División española ya empieza a ofrecer un producto comunitario a sus socios y simpatizantes. D...

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GRAHAM TURNER, Tras muchos años de ir a la zaga de países como Alemania e Inglaterra, donde el fútbol goza de una imagen netamente ofensiva, España e Italia se están homologando a Europa. Su promedio de goles por partido ya rebasa el de Inglaterra y, bajo la batuta de Johan Cruyff, el Barcelona se ha colocado entre los conjuntos más goleadores del continente. Al mismo tiempo, los goles se reparten cada vez más mientras la figura del rematador especializado empieza a escasear.

La Primera División española ya empieza a ofrecer un producto comunitario a sus socios y simpatizantes. Durante años el producto interior bruto, cifrado en goles, ha estado siempre por debajo de los países desarrollados como Alemania, Holanda, Bélgica e Inglaterra, pese a importantes subvenciones extranjeras aportadas por Hugo Sánchez, Toni Polster y compañía. Ni siquiera el Real Madrid de los 107 goles sirvió para que España diese alcance a los francotiradores de países más septentrionales. Ahora España se adhiere a un proceso que está llevando a los países mediterráneos hacia puestos en la mitad de la tabla continental. El promedio de 2,57 goles por partido registrado hasta ahora sitúa la Primera División española incluso por encima de la Premier League inglesa, aunque por un mínimo margen de 0,01 goles por encuentro.

La Serie A italiana ha sufrido un fuerte incremento del orden del 22% en comparación con la temporada pasada y, con un promedio de 2,77 goles por partido, se acerca a los parámetros de una liga holandesa que arroja un balance de 2,86 goles por partido.

La búsqueda de culpables podría husmear por pistas holandesas. El Milan de Van Basten, Rijkaard y Gullit ha provocado un notable cambio en Italia hacia un fútbol menos mezquino. Sí guiendo la misma hilera, es legítimo argumentar que el Barcelona de Johan Cruyff está siendo el detonante de una onda expansiva en España.

El Ajax, por delante

No parece ninguna casualidad que un estudio basado sobre los conjuntos más goleadores de cada país coloca a los azulgrana en el segundo eslabón del podio europeo, con una media de 2,52 goles por partido. El oro, a estas alturas de la temporada, se entrega al Ajax, el anterior equipo de Cruyff, con un promedio de 2,63 goles por encuentro. El Milan, sufriendo problemas de carburación tras la lesión de su máximo goleador Marco Van Basten, ha perdido el empuje de las primeras jornadas y ahora marca 2,21 goles por partido. El Bayern de Múnich (2,05) es el único conjunto alemán que alcanza los dos goles por partido, mientras que los colíderes de la Liga inglesa suscitan comentarios por amenazar con obtener el título liguero con una tasa goleadora históricamente baja de 1,46 goles por partido.

El Barcelona actual está produciendo la mayor cosecha de goles desde la llegada de Cruyff en 1988. Su primera campaña arrojó un promedio de 2,11 goles por encuentro. En la temporada 1989-1990 subió hasta 2,18 para luego bajar hasta 1,95 en la campaña siguiente. La Liga pasada se ganó gracias al logro de 2,29 goles por partido, mientras que la cantidad actual es de 2,52, superada únicamente por el Ajax.

La cifra azulgrana admite varias lecturas. Hasta las pasadas navidades, parecía que Hristo Stoichkov iba a acercarse a las marcas de Hugo Sánchez. Después de las movidas, las sospechas y las lágrimas que rodearon su fallida ambición de conquistar el Balón de Oro, Cruyff presumió de haber bajado los pies del búlgaro al suelo. Stoichkov, como si quisiera demostrar que sólo golea cuando está en la luna, ha sufrido una larga sequía regada tan sólo por un par de gotas goleadoras. Esta semana, sin embargo, Cruyff ha evocado memorias de Lineker al declarar que está satisfecho con el juego del búlgaro y que Hristo cumple con sus obligaciones dentro del conjunto.

El dato no es meramente anecdótico. Los 68 goles ligueros del Barcelona han sido repartidos entre una docena de jugadores. Guardiola, que abrió su cuenta con un tanto copero en Valladolid el pasado miércoles, comparte virginidad con los defensas Ferrer y Juan Carlos.

El Barcelona sirve como botón de muestra de una tendencia que se generaliza. Mientras la cantidad de goles aumenta de una forma saludable, las proezas individuales de los goleadores especializados no siguen una similar línea ascendente. La inmensa mayoría de los clubes se enganchan a la costumbre barcelonista de burlarse de los marcajes personalizados a través de una porra donde todos echan sus duritos.

La excepción que confirma la regla se llama Bebeto. Con sus fallos desde el punto de penalti compensados por benévolas actas arbitrales, el brasileño ha contabilizado casi la mitad de la cincuentena de goles marcados por el Deportivo, lo cual ha provocado dudas sobre la potencia goleadora del equipo de Arsenio, en caso de evaporarse el goteo continuo del pichichi.

El fútbol alemán sufre el proceso inverso. Durante la última Bundesliga, el 50,4% de los goles fueron marcados por delanteros; el 35,1% por centrocampistas y el 14,5% por defensas. En la campaña actual, el reparto es tan difuso que cada jornada añade apellidos desconocidos a la tabla de goleadores y el liderazo está compartido por Ulf Kirsten, el ex ariete del RDA ahora en el Bayer Leverkusen, y Fritz Walter, el veterano de 32 años del Stuttgart.

Se marcan más goles. Pero los marca el nuevo, sofisticado futbolista polifacético, marca de la casa en el Camp Nou.

Johan Cruyff, Guus Hiddink, Bert Jacobs y -hasta diciembre- Theo Vonk empezaron la temporada vertiendo salsa holandesa sobre la Liga española. En la Liga dominada por el PSV, el Ajax y el Feyenoord se pelea con la guardia abierta. Se pega y se deja pegar. Esta filosofía ha provocado una generosidad ensalzada o vilipendiada según situaciones geográficas. Mientras los conjuntos de Cruyff y Hiddink han sumado 107 goles, el Sporting y el Burgos han destacado por ostentar dos de las defensas más permeables de la Liga. Juntos han encajado un centenar justo de goles.

Hasta ahora se han disputado ocho encuentros con técnicos holandeses en ambos banquillos, pendiente tan sólo el Valencia-Sporting y suponiendo la continuidad de Jacobs hasta el 11 de abril. Los ocho partidos han producido 35 goles.

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