Y a los seis años despertó

Un campesino austriaco abre los ojos después de estar en coma desde 1987

Con lentas muecas de sorpresa, susto y una ligera sonrisa, el rostro, antes inexpresivo, del campesino austríaco Hans Lang se iluminó el pasado lunes, tras seis años de inercia, con las voces desconocidas de sus hijos pequeños, que le deseaban feliz cumpleaños. Su nuevo despertar a, la vida, justo cuando se cumplían 37 años de cuando vio la luz por primera vez, marcaba el final de un coma que comenzó cuando en agosto de 1987 se rompió la cabeza al caer desde el techo de su granero. Esto le convirtió en un caso perdido para los médicos que le salvaron la vida en tina operación de cinco horas.Mi...

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Con lentas muecas de sorpresa, susto y una ligera sonrisa, el rostro, antes inexpresivo, del campesino austríaco Hans Lang se iluminó el pasado lunes, tras seis años de inercia, con las voces desconocidas de sus hijos pequeños, que le deseaban feliz cumpleaños. Su nuevo despertar a, la vida, justo cuando se cumplían 37 años de cuando vio la luz por primera vez, marcaba el final de un coma que comenzó cuando en agosto de 1987 se rompió la cabeza al caer desde el techo de su granero. Esto le convirtió en un caso perdido para los médicos que le salvaron la vida en tina operación de cinco horas.Mientras la prensa en Austria habla del milagro de Schärding, localidad donde Lang vive desde su nacimiento, su esposa, Waltraud, atribuye este despertar a la relación afectiva que ella se negó a interrumpir. Madre de tres hijos, de 6, 8 y 13 años, llevó sola el pequeño campo familiar renunciando "prácticamente, a todo para poder visitarlo diariamente". Iba al sanatorio como una "rutina sagrada" y, mientras le relataba las aventuras escolares de los niños, le acariciaba su cabeza deformada por el accidente y le tomaba las manos, sin importarle que él careciera de consciencia y estuviera ciego y tetrapléjico.

Hace una semana, Lang dio fugaces señales de vida. Primero fue un leve apretón de manos y, cuando ella le acercó su mejilla, algo parecido a un beso. "Jamás perdí la esperanza", dijo ayer resplandeciente.

Según el médico Franz Gerstenbrand, director del departamento de neurología de la Universidad de Innsbruck, la recuperación de consciencia "no sucede de un minuto a otro". "Las funciones cerebrales despertaron paulatinamente; desde hace una semana, el paciente mostraba una mejoría notable", advierte este especialista en rehabilitación poscoma.

Por primera vez en seis años, Lang comió alimentos sólidos, tomó una gaseosa y habló en un susurro a sus hijos. Su memoria no se vio afectada y recordó desde su infancia hasta los momentos previos al accidente, hablando con frases muy breves y evidente esfuerzo.

Lang, que según los médicos quedará ciego e inválido, será enviado en mayo a un centro de rehabilitación. Los gastos del tratamiento serán totalmente financiados por seguros estatales. Además, se le preparará para un oficio para minusválidos, como trabajar de operador en una central telefónica.

Gerstenbrand destacó el papel de la familia en la recuperación de Lang y aseguró que las posibilidades de resocialización son óptimas. Según el médico, la recuperación "habría sido más rápida aún" si al paciente lo hubieran trasladado a su hogar, dadas "las excelentes condiciones de afectividad familiar". Docenas de periodistas y cámaras han intentado captar el mayor enigma del milagro de Schärding, el estado psíquico del campesino que ayer seguía estupefacto. Todos mantienen la esperanza de que el destino de Hans Lang sea distinto al de Robert de Niro, la triste figura del filme Despertares, que salió de un coma y rescató brevemente el tiempo perdido para regresar después al laberinto de la inconsciencia.

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