Entrevista:

"De Cruyff prefiero no hablar"

Es un pedazo de pan. Lo dicen sus amigos, sus compañeros, los aficionados y hasta los periodistas. Fue el as que se sacó Johan Cruyff de la manga para sustituir al inglés Gary Lineker, que no era santo de su devoción. El danés Michael Laudrup llegó a Barcelona, tras pasar casi inadvertido en el difícil fútbol italiano, y en el club azulgrana ha encontrado a sus 28 años la madurez, una vez superada la fase de adaptación. Se encuentra a gusto en el Barca y por eso renovó su contrato, pero sufre cuando Cruyff lo pone a los pies de los caballos junto a'su compañero Hristo Stoichkov. Serio, elegant...

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Es un pedazo de pan. Lo dicen sus amigos, sus compañeros, los aficionados y hasta los periodistas. Fue el as que se sacó Johan Cruyff de la manga para sustituir al inglés Gary Lineker, que no era santo de su devoción. El danés Michael Laudrup llegó a Barcelona, tras pasar casi inadvertido en el difícil fútbol italiano, y en el club azulgrana ha encontrado a sus 28 años la madurez, una vez superada la fase de adaptación. Se encuentra a gusto en el Barca y por eso renovó su contrato, pero sufre cuando Cruyff lo pone a los pies de los caballos junto a'su compañero Hristo Stoichkov. Serio, elegante, con estilo y clase, quiere huir de todo tipo de polémicas. Lo suyo es engendrar goles.

Laudrup ha vivido una semana movida, después de ser cuestionado por Cruyff y descubrise que fue prácticamente obligado a jugar en Burgos a pesar de sufrir un fuerte proceso gripal.

Pregunta. Algunos lo califican de todo un señor dentro y fuera de los terrenos de juego.

R. Sé perfectamente que muchos me consideran un señor del fútbol, pero yo creo que ese calificativo es incorrecto. No puedo ocultar que me halagan los elogios, que normalmente suelen llegarte cuando las cosas van bien, pero son un arma de doble filo. Cuando las cosas se tuercen, entonces te pueden criticar precisamente por ser un señor y decirte que juegas muy limpio, pero que no metes la pierna.

P. Las estadísticas no mienten. A usted no le han expulsado nunca de un terreno de juego.

R. Es cierto. Nunca me han expulsado de un campo de fútbol. Es más, de las aproximadamente 10 tarjetas amarillas que me han enseñado, la mayoría de ellas ha sido por protestar.

P. ¿Se considera un hombre tranquilo?

R. Pues, sí. Tengo un carácter muy tranquilo, pero no oculto que en más de una ocasión he querido darle a alguien. La última vez que sentí esos deseos fue en el partido contra el Atlético de Madrid. Cuando te tratan de esa forma tan dura quieres reaccionar igual, pero en el último momento piensas que debes permanecer tranquilo, que no debes perjudicar al equipo porque no vale la pena. Estas cosas tendrían que cortarlas los árbitros, que oyen pero no ven.

P. Usted es el polo opuesto a Stoichkov.

R. Está claro que Stoichkov y yo somos completamente diferentes. Quizá por esta razón nos llevamos tan bien dentro y fuera del campo. Es positivo que sobre el terreno de juego seamos diferentes en casi todo.

P. ¿Se divierte jugando en el Barcelona?

R. En líneas generales, me siento a gusto jugando en este Barcelona. Cada partido que disputamos siempre tenemos la sensación de que vamos a mandar, que estaremos en posesión del balón el 70% del partido, que el adversario siempre tendrá que correr detrás de nosotros. Y es que si hay algo aburrido en el fútbol, no es otra cosa que correr detrás del adversario.

P. Todas esas cosas que cuenta ¿han sido la clave de los éxitos de su actual club?

R. Yo creo que la clave de los éxitos del Barcelona es haber jugado casi siempre con el mismo equipo. Se ha apostado por una manera de jugar, se han comprado los jugadores más idóneos. En definitiva, que se ha seguido una línea, aunque al principio costó encontrarla. Lo que está claro es que los triunfos no llegan por casualidad. Pueden salir las cosas bien un año, pero si no se mantienen unos criterios determinados es imposible culminar el trabajo.

P. Pero el Barça ha fallado en la Copa de Europa.

R. Fue un golpe tremendo para todos. Es difícil explicárselo a la gente. Lo que está claro es que afrontamos el partido frente al CSKA con tranquilidad. Lo llevábamos todo encarrilado y aquel gol antes del descanso nos produjo pánico y llegó el desastre. De diez veces que nos enfrentemos ganaremos nueve, pero el fútbol es así.

P. ¿No le falta a este Barcelona un poco de chispa?

R. En estos momentos quizá nos falte un poco de chispa, pero la situación no es preocupante. Los campeonatos se deciden en abril o mayo. El resto es preparación para llegar a la meta el primero, y tanto en la Liga como en la Copa del Rey estamos ahí con más posibilidades que nadie. En la recta final es cuando debemos marcar la diferencia. Precisamente lo que caracteriza a un gran equipo es no perder comba un año tras otro, aunque no se consiga un título.

P. Por lo que usted dice, no pierde la calma, pero da la impresión de que otros la están perdiendo.

R. Puede ser que algunos estén un poco nerviosos, pero hasta cierto punto eso es bueno porque significa que están interesados. Lo que no se puede hacer es dejarse llevar por los nervios. La mejor forma de resarcirnos del fracaso de la Copa de Europa es ganando la Liga, y en eso estamos. Al final lucharemos por ese título junto al Real Madrid y el Deportivo, la gran sorpresa del campeonato, que está viviendo un sueno y que se siente apoyado por toda una ciudad.

P. Su filosofía futbolística es clara y también parece evidente que usted no puede estar de acuerdo en que para motivar al jugador haya que coaccionarlo. Y esa es precisamente la tesis defendida por Cruyff.

R. Ya sé por dónde va la pregunta. Pero en estos momentos prefiero no hablar de Cruyff. Cada uno va a lo suyo y punto.

P. Pero sí podría definirlo como entrenador.

R. No insista, por favor. Creo que ya he hablado demasiado de ese asunto.

P. ¿Se divierten ustedes tanto en el vestuario como en el campo?

R. En el vestuario nos divertimos tanto como en el campo. Siempre se dice que en los equipos grandes hay envidia. No hay nada más falso. Sucede todo lo contrario porque se es consciente de que ya se ha llegado al máximo y se sabe que los fallos son de todos. En un equipo pequeño siempre hay más problemas.

P. ¿Está más calmado ese vestuario después del fichaje del holandés Dennis Bergkamp por el Inter?

R. A mí personalmente nunca me ha afectado esa cuestión. Es una tontería pensar que los jugadores salíamos al campo preocupados por ese fichaje. Pero sí nos ha molestado, y mucho, que se hablara durante cinco o seis meses de Bergkamp.

P. Usted parece un altruista del fútbol. Se dedica más a dar goles que a marcarlos.

R. Para eso me ficharon, o al menos eso fue lo que me dijeron, aunque a veces me asaltan las dudas.

P. ¿No resulta decepcionante facilitar tantos goles, ganar un partido y no recibir elogios; y después, cuando se pierde, ser el blanco de todas las críticas?

"Dinamarca juega con el freno de mano"

Laudrup tiene facetas ocultas para el público, como su gran afición por coleccionar vinos y cualquier juego de cartas, que contrastan con su peculiar personalidad.

P. Su afición por coleccionar vinos es algo inusual en un danés.

R. Mi afición al vino es muy sencilla. Llevo 10 años en dos países latinos en los que es costumbre consumir ese tipo de bebida alcohólica. En Dinamarca ha comenzado el interés por el vino y estoy exportando botellas de La Rioja y de Cataluña.

P. También cuentan que es un amante de los juegos de cartas.

R. Es cierto. Me gusta jugar a las cartas, pero no soy un vicioso del juego. Me divierto en los ratos de ocio y siempre sé poner un límite.

P. ¿Es usted un crupier del fútbol por su forma de manejar el balón que encandila a los aficionados?

R. No me considero un crupier del fútbol. Las cartas no se pueden esconder. Hay que jugarlas encima de la mesa, y en el fútbol eso no se puede hacer.

La selección

P. Da la sensación de que está de vuelta de todo, que quiere seguir jugando al fútbol porque le divierte, pero no quiere entrar en el engranaje. Por ejemplo, esa renuncia a la selección danesa todavía no la comprenden algunos.

R. Fue una decisión muy meditada. Pensé que era mejor dar paso a los jóvenes, y al mismo tiempo no me veía capacitado para jugar de una forma diferente al Barcelona. La selección de mi país tiene un estilo totalmente opuesto, a base de correr y en el que se impone el físico. Mi decisión creó una polémica en su día y todavía sigue. Me insisten una y otra vez para que vuelva, y máxime ahora que deben enfrentarse a España. Pero no voy a cambiar de opinión.

P. Nadie mejor que usted para pronosticar sobre ese importante partido entre Dinamarca y España.

R. Ese partido finalizará en empate. Dinamarca tiene que ganar, pero no arriesgará lo suficiente y España saldrá beneficiada del hecho de que mis compatriotas jueguen casi siempre con el freno de mano.

P. ¿Y su apuesta personal de futuro?

R. Tengo contrato hasta el 30 de junio de 1994 y pienso cumplirlo porque no veo ningún tipo de fantasmas. Lo que todavía no me he planteado es mi futuro.

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