Festival de juego y goles del Barcelona a costa del Zaragoza

Los jugadores del Zaragoza vieron en el hotel, antes del partido, el vídeo de la película Hook, el cuento de Peter Pan, y se juramentaron. "Nosotros sí que queremos crecer. No nos quedaremos en niños, en equipo pequeño". Después, en el campo, lo intentaron frente al Barcelona, un rival ahora más temible que el mismísimo capitán Garfio. El Zaragoza volvió a tropezar con un Barcelona pletórico. Fue goleado de nuevo cuando en las barbillas de sus jugadores ya asomaron los primeros pelos de la madurez. Los azulgrana olían que el liderato estaba al caer y no perdonaron.El Barcelona fue una m...

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Los jugadores del Zaragoza vieron en el hotel, antes del partido, el vídeo de la película Hook, el cuento de Peter Pan, y se juramentaron. "Nosotros sí que queremos crecer. No nos quedaremos en niños, en equipo pequeño". Después, en el campo, lo intentaron frente al Barcelona, un rival ahora más temible que el mismísimo capitán Garfio. El Zaragoza volvió a tropezar con un Barcelona pletórico. Fue goleado de nuevo cuando en las barbillas de sus jugadores ya asomaron los primeros pelos de la madurez. Los azulgrana olían que el liderato estaba al caer y no perdonaron.El Barcelona fue una máquina y el encuentro un festival de fútbol. Con el 0-2, halló que sus engranajes funcionaban, que los pases llegaban a su destino y que los lujos técnicos valían. Johan Cruyff dio descanso a dos internacionales Goikoetxea y Amor buscando una mayor concentración defensiva: Eusebio, para cerrar por la banda derecha las subidas de Brehme, y Juan Carlos, para tomar por su zona a Pardeza o Seba.

Los ricos viven a veces del recurso. El Barcelona, también. La noción defensiva fundamental de Víctor Fernández, el entrenador del Zaragoza, es ahogar las salidas del rival y evitar el uno contra uno a base de ayudas constantes entre unos y otros, el no dejarle controlar la pelota desde su campo. Esa arma, puesta en práctica anoche con denuedo y siempre en un orden zonal, le viene como un guante al Barcelona. El equipo de Cruyff necesita el balón, su oxígeno. Si se lo niega el adversario, tiene que usar mascarilla. El recurso: pelotazos largos desde la defensa.

El sistema del Zaragoza necesita para funcionar una plena concentración y un 0% de errores. Es puro equilibrio. Falla una pieza y todo se va abajo. Necesita trabajo y coordinación en la defensa y suma elaboración para llegar en mayoría al área rival. Nadie es perfecto. Eso se paga: un error en la aplicación del fuera de juego permitió a Stoichkov forzar un penalti, el primero que cobra a su favor el Barcelona esta temporada. Se acabó la igualdad y comenzó el espectáculo. El Barcelona había matado al Zaragoza a balón parado, en dos zapatazos de Koeman, y ahora, con el rival fuera de sitio, se disponía a bordar el juego.

Fue el partido del Barcelona un reencuentro, en fin, con la alegría goleadora. El del Athletic fue el de tratamiento del shock. No ha perdido la salud mental y las ganas de fútbol.

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