Entrevista:

"No hace falta flexibilizar el despido"

Federico Durán, 42 años, tiene el reto de poner en marcha el primer Consejo Económico y Social (CES), un órgano consultivo del Gobierno, con representantes de la patronal, los sindicatos y otras organizaciones sociales. Este catedrático de Derecho del Trabajo nacido en Granada está dispuesto a que el consejo sea un importante foro para elaborar informes o propuestas que "puedan orientar la acción de gobierno".

Pregunta. ¿Qué modelo de CES persigue, una vez que los sindicatos no quieren que sea el foro del diálogo social?Respuesta. La discusión sobre el modelo era una discu...

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Federico Durán, 42 años, tiene el reto de poner en marcha el primer Consejo Económico y Social (CES), un órgano consultivo del Gobierno, con representantes de la patronal, los sindicatos y otras organizaciones sociales. Este catedrático de Derecho del Trabajo nacido en Granada está dispuesto a que el consejo sea un importante foro para elaborar informes o propuestas que "puedan orientar la acción de gobierno".

Pregunta. ¿Qué modelo de CES persigue, una vez que los sindicatos no quieren que sea el foro del diálogo social?Respuesta. La discusión sobre el modelo era una discusión previa. La ley establece un consejo con facultades consultivas y para elaborar informes, estudios o propuestas. Cosa distinta es el juego que tenga ese consejo.

P. Pero ¿quiere que sea el foro del diálogo social o no?

R. Ni quiero ni lo dejo de querer. En algún momento puede ser sede de algún debate en el diálogo social, pero dependerá de que estén dispuestos a ello las organizaciones representadas en el consejo que son las protagonistas.

P. ¿Qué habría hecho, por ejemplo, ante el caso de los trabajadores del textil de Valencia muertos por fibrosis pulmonar?

R. Hipotéticamente podría plantearse a debate una situación concreta como la que usted está diciendo. Ahora bien, por su ámbito competencial, el consejo tiene que dar un tratamiento elevándose de los problemas concretos y tratar de unificar posturas que puedan producir innovaciones en el sistema de relaciones laborales.

P. ¿Va a influir el nuevo consejo en el Gobierno para que el término social prime sobre el monetarista?

R. Lo que sea el consejo dependerá de lo que quieran las organizaciones que están representadas en él. Pienso, evidentemente, que es una buena sede y un buen instrumento para prestar atención a las consecuencias sociales que se derivan de la situación económica y de la crisis. ¿Qué concreción va a tener? Eso depende de la práctica.

P. ¿Qué puede hacer el CES, en concreto, para afrontar los problemas de la convergencia europea?

R. Los efectos que el mercado único pueda ocasionar sobre nuestro tejido económico y sus consecuencias sociales es un tema del que supongo se ocupará y que tratará de ofrecer planteamientos comunes que puedan servir de orientación a la acción de gobierno.

P. Parece muy difícil el consenso con lo hetereogénea que es la composición del consejo.

R. Evidentemente es dificil el consenso. En ese caso se tratará de buscar puntos de coincidencia.

P. ¿Qué le ha pasado con Comisiones Obreras para que tengan reticencias con usted?

R. Es un tema delicado. Respeto su abstención en mi nombramiento, pero tengo que hacer una puntualización: la oposición de CC OO en ningún caso puede estar fundamentada en mi actuación como presidente de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos. He tenido algunos problemas derivados de otras actuaciones profesionales mías que no tenían nada que ver.

P. Se refiere a la elaboración de la ley de huelga.

R. Me refiero a algunos problemas derivados de una intervención mía en un seminario de la Universidad Menéndez Pelayo respecto del entonces proyecto de ley de huelga. Fue una intervención que, por diversas circunstancias -quizás yo también me excedí en algunos comentarios-, provocó unas críticas que quedaron suficientemente aclaradas en su momento.

P. Exactamente, ¿qué afirmación hizo sobre la ley de huelga?

R. Hice algunas apreciaciones sobre la conveniencia de una intervención normativa para la regulación del derecho de huelga. No recuerdo ya en concreto cuál pudiera ser el matiz en mi intervención. Ese es el único incidente que he tenido.

P. De haber existido antes el CES, ¿habría influido en la elaboración de la ley de huelga?

R. Habría tenido que emitir dictamen preceptivo respecto del proyecto de ley de huelga elaborado por el Gobierno. Es difícil saber cuál habría sido ese dictamen, pero por lo menos se hubieran tratado de exponer las posturas de las organizaciones representadas en el consejo.

P. Como experto, ¿qué opinión tiene sobre la ley de huelga?

R. A partir de ahora debo dar menos opiniones como experto, en la medida que mi función institucional aconseja dejar entre paréntesis otras apreciaciones. Creo que existen posibilidades elevadas de un pacto con los sindicatos en la regulación del derecho de huelga; una buena noticia para la ley y para el sistema de relaciones laborales.

P. ¿Ve, posible el traspaso de la gestión del desempleo a la patronal y los sindicatos?

R. No sé si se va a lograr. En todo caso es una propuesta que encierra muchos problemas técnicos y que habría que conocer articulada para saber su alcance.Como simple enunciado, no puedo decir nada. De todas formas no quiero entrar en polémicas.

P. Parece que la Constitución española no admite que se aplique el modelo francés.

R. Es muy arriesgado dar un juicio tan apodíctico. Los textos constitucionales soportan bien las terapias ortopédicas y admiten bastante bien interpretaciones muy diversas bajo el mismo mandato normativo.

P. ¿Qué cambiaría en el sistema laboral español: Mayor flexibilidad en la contratación temporal, acabar con esa contratación, facilitar el despido ... ?

R. Obtener respuestas de ese tipo del presidente del CES sería interesante o tendría su morbo, pero no voy a dar esa respuesta en estos momentos. Creo que el sistema laboral español necesita unas reformas y que el consejo es una buena sede donde se pueden discutir. Más de eso no puedo decir.

P. En el informe de los expertos sobre la contratación laboral, en el que usted intervino, se dice que no hace falta facilitar el despido en España, ¿sigue manteniéndolo?

R. Todo lo que digo lo mantengo, con independencia de que, como decía Paul Valery: "Yo no soy siempre de mi misma opinión". Pero, por regla general, asumo lo que he dicho y lo que está en ese informe en términos generales, con algunos matices porque era un informe colectivo, lo asumo. Creo que, efectivamente, las afirmaciones del informe sobre el despido se pueden seguir sosteniendo.

P. Usted formó parte de la comisión de la CE para la armonización de los ordenamientos sociales, ¿cree que es posible armonizar sistemas tan dispares como el alemán y el español?

R. Se puede avanzar en la armonización y creo que es necesario, lo que pasa es que se tropieza con obstáculos técnicos o de tipo cultural; cada país tiende a aferrarse a unos planteamientos tradicionales y hay una cierta resistencia a cambiar. Ese es un desafío importante.

P. En su opinión ¿cuál es el primer debate que puede abordar el CES?

R. No quiero ni siquiera influir. Son las organizaciones sociales las que están enraizadas en la realidad económica y social y las que pueden llevar al consejo los temas realmente trascendentales.

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