José Fernández, 'Perrate', cantaor flamenco

El pasado martes recibió sepultura Perrate de Utrera, José Fernández Granados. Tenía 77 años de edad, de los que pasó casi un tercio -más de 20- prácticamente inválido, en una silla de ruedas.Pertenecía a una familia gitana de antigua estirpe cantaora. Su abuelo fue cantaor, y lo fueron sus padres, aunque ninguno de ellos alcanzara la condición de artista profesional. Cantaban en la casa, en las fiestas familiares de los gitanos, en las que cada uno hacía lo que sabía, y casi todos sabían cantar o bailar. Su hermana María, La Perrata, madre de Juan Peña, El Lebrijano, es t...

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El pasado martes recibió sepultura Perrate de Utrera, José Fernández Granados. Tenía 77 años de edad, de los que pasó casi un tercio -más de 20- prácticamente inválido, en una silla de ruedas.Pertenecía a una familia gitana de antigua estirpe cantaora. Su abuelo fue cantaor, y lo fueron sus padres, aunque ninguno de ellos alcanzara la condición de artista profesional. Cantaban en la casa, en las fiestas familiares de los gitanos, en las que cada uno hacía lo que sabía, y casi todos sabían cantar o bailar. Su hermana María, La Perrata, madre de Juan Peña, El Lebrijano, es también una excelente cantaora. Casado con una hija del genial Manuel Torre, varios hijos del Perrate siguen la tradición familiar y cantan.

Su vida fue dura, comenzó a cantar en público a los 11 años, alternando el cante con su trabajo como sillero -el oficio del padre- y jornalero, pues había que llevar dinero a una casa humildísima en la que eran 11 hermanos. Nunca llegó a ser una figura de relumbrón, pero los buenos aficionados le respetaron como a un eminente intérprete del cante gitano puro. "El cante es un duende que se lleva en la sangre", decía. "Los de color moreno tenemos una cosa que Dios nos ha mandao, y eso es el duende. Dios le dio el color moreno al cante... ".

Con Perrate de Utrera desaparece uno de los últimos depositarios de una forma de cantar flamenco que ya casi es sólo recuerdo.-

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