Triunfo y sobresalto de Curro Romero en Las Ventas

Curro Romero alcanzó ayer en Las Ventas un suelo. Mientras le llevaban a la enfermería, triunfo memorable, pero sufrió también un exclamó: ¡Ay, me ha matao! Pero no hubo tal sobresalto mayúsculo cuando el toro le volteó cosa: antes bien, era el toro el que doblaba. al entrar a matar y quedó a su merced en el En cuanto Curro comprobó que no se iba a Curro Romero alcanzó ayer en Las Ventas un triunfo memorable, pero sufrió también un sobresalto mayúsculo cuando el toro le volteó al entrar a matar y quedó a su merced en el suelo. Mientras le llevaban a la enfermería, exclamó:...

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Curro Romero alcanzó ayer en Las Ventas un suelo. Mientras le llevaban a la enfermería, triunfo memorable, pero sufrió también un exclamó: ¡Ay, me ha matao! Pero no hubo tal sobresalto mayúsculo cuando el toro le volteó cosa: antes bien, era el toro el que doblaba. al entrar a matar y quedó a su merced en el En cuanto Curro comprobó que no se iba a Curro Romero alcanzó ayer en Las Ventas un triunfo memorable, pero sufrió también un sobresalto mayúsculo cuando el toro le volteó al entrar a matar y quedó a su merced en el suelo. Mientras le llevaban a la enfermería, exclamó: ¡Ay, me ha matao! Pero no hubo tal cosa: antes bien, era el toro el que doblaba. En cuanto Curro comprobó que no se iba a morir, volvió al ruedo madrileño y lo paseó con la oreja ganada, en medio del clamor del público, conmocionado por el arte del veterano diestro. Páginas 28 y 29