COPAS DE EUROPA DE FUTBOL

El Atlético resuelve con una goleada

"Si a mí me elimina un Timisoara, me retiro del fútbol" bromeaba el martes, en el aeropuerto de Barajas, Luis Aragonés. No, no parece que, de momento, vaya a verse comprometido por sus alegres palabras. Su Atlético redujo ayer a un puro trámite la cita de dentro de dos semanas en Madrid con el Branik. Su victoria supuso la mínima demostración de la superioridad que se le adivinaba sobre su "desconocido" adversario.Aun así, la verdad fue que tardó en imponer de manera clara su ritmo y que, al principio, hasta se vio apurado en algunas ocasiones por el entusiasmo, la movilidad y la rapidez del c...

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"Si a mí me elimina un Timisoara, me retiro del fútbol" bromeaba el martes, en el aeropuerto de Barajas, Luis Aragonés. No, no parece que, de momento, vaya a verse comprometido por sus alegres palabras. Su Atlético redujo ayer a un puro trámite la cita de dentro de dos semanas en Madrid con el Branik. Su victoria supuso la mínima demostración de la superioridad que se le adivinaba sobre su "desconocido" adversario.Aun así, la verdad fue que tardó en imponer de manera clara su ritmo y que, al principio, hasta se vio apurado en algunas ocasiones por el entusiasmo, la movilidad y la rapidez del conjunto esloveno. Su efectividad rematadora resultó, sin embargo, evidente. Así que Luis, pensando en el Barcelona del sábado, incluso se permitió el lujo de sustituir en la segunda parte a Toni y Futre, dos de sus armas más afiladas.

El Branik es un equipo muy joven. La media de edad de sus titulares es de 21,72 años y, en realidad, sólo Bakula, de 26, y Tarana, de 25, rebasan los 22. Le falta, pues, madurar. Por añadidura carece de cualquier experiencia internacional. Sexto en su campeonato, a tres puntos del líder, el Olimpia de Liubliana, frente al que perdió días atrás por un contundente 3-0, apenas está perfilando sus posibilidades futuras. Ayer disimuló sus deficiencias hasta que recibió el primer gol. Pero la buena técnica de Lukic, que una vez ridiculizó a Aguilera, y su excelente visión del juego, así como el vértigo que imprimía a sus incursiones Kotnic, no le bastaron para dejar en evidencia a la que, al margen de que Ferreira supliera ayer a López, pasa por ser la mejor cobertura española.

,En el fondo, al Atlético le fue suficiente con su mayor oficio, no exento de dureza cuando el riesgo le rondaba, para contener el ímpetu del Branik. Si Bakula, en una baza tempranera, y Sterbal y Binkovski, en otra, no se hubieran echado a temblar ante Abel quizá la incógnita del desenlace de este encuentro, que no la de la eliminatoria, se habría extendido sobre el césped. Ciertamente, un gol de ventaja suele poner alas en los cuadros que son conscientes de su inferioridad, pero que, al menos ante su incondicional público, tratan de sacar fuerzas de flaqueza y plantar cara a quien sea. Pero ese tanto no se produjo.

Sí llegó, en cambio, el primero del Atlético. Futre puso la clase y Alfredo el oportunismo y la picardía para sorprender a Dabanovic y, por extensión, abofetear la insolencia del Branik, que comprendió de golpe que el suyo era un sueño imposible. Desde ese instante todo fue mucho mas sencillo para el equipo madrileño, que comenzó a mantener en su poder más tiempo el balón y a distribuírselo entre sus jugadores con más sentido.

Al filo del intermedio, para colmo esloveno, Toni exhibió su vocación incisiva penetrando con soltura y entregando con intención la pelota a Luis García, que se está mostrando como uno de esos delanteros que tal vez no deslumbran con sus acciones, pero sí con su eficacia rematadora. Ayer selló el encuentro con un tanto de oportunismo y otro de habilidad. Para todos los gustos.

El partido había concluido de forma virtual. Por ello Luis no dudó en reservar a Toni tras el descanso y a Futre poco después. Los minutos que restaban ya sólo podían servirle para que su defensa ensayara con éxito, aburrido por lo reiterado, la táctica del fuera de juego ante los cándidos Simundza y Bakula, para que García mordiese de nuevo y, en definitiva, para coordinarse mejor con vistas al Barcelona. El mérito del Branik en ese periodo fue, simplemente, el de no ceder en su entrega ilusionada.

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