Delgado: "Soy optimista, pero que nadie lance todavía las campanas"

El Tour se deslizó en Saint Gervais hasta aquellas maravillosas tardes de 1987 en las que dos hombres, Pedro Delgado y Stephen Roche, protagonizaron uno de los más hermosos duelos en la historia de¡ ciclismo. Ni siquiera el ganador, el suizo Rolf Jaermann, mereció la atención de los presentes. Nadie le perdonó que, disfrazado de rémora, arrebatará el triunfo al español en los últimos metros. Un grito de desaprobación resonó cuando en la pantalla gigante pudo verse tan bellaca acción. "Soy optimista, pero que nadie lance todavía las campanas. El podio está en París y queda mucho por llegar", di...

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El Tour se deslizó en Saint Gervais hasta aquellas maravillosas tardes de 1987 en las que dos hombres, Pedro Delgado y Stephen Roche, protagonizaron uno de los más hermosos duelos en la historia de¡ ciclismo. Ni siquiera el ganador, el suizo Rolf Jaermann, mereció la atención de los presentes. Nadie le perdonó que, disfrazado de rémora, arrebatará el triunfo al español en los últimos metros. Un grito de desaprobación resonó cuando en la pantalla gigante pudo verse tan bellaca acción. "Soy optimista, pero que nadie lance todavía las campanas. El podio está en París y queda mucho por llegar", dijo Delgado.

Stephen Roche no pudo ocultar su agobio. No era tan estrujado en una llegada desde 1987, cuando ganó el Giro, el Tour y el Campeonato del Mundo. Sudoroso, con los ojos desorbitados y la gorra mal calada, el irlandés alcanzó como pudo los pupitres de la televisión italiana. A unos metros, Delgado atendió con el tronco girado y unos enormes auriculares puestos a un grupo de informadores peligrosamente colgados de las barras de hierro. Un miembro del servicio de control intentó espantarlos. No hubo manera. Seguro que no estuvo en el Tour de 1987. Si hubiese estado, habría comprendido lo que pasaba. "Que nadie entierre a Delgado", comentó a escasos metros Eusebio Unzué, adjunto de José Miguel Echávarri en la dirección deportiva del Banesto."No estoy agotado, me encuentro perfectamente. Ha sido un día muy bonito. Lástima no haber ganado, pero sabía que Jaermann me superaría. No he tenido tiempo ni terreno para dejarlo atrás", comentó el segoviano después de meterse de un trago un litro de agua.

Roche, ganador del Tour como Delgado, trabaja ahora para otro. También eso les une. Por ello, más que comentar su hazaña, el irlandés se dedicó a deshacer entuertos y disipar sospechas. "Las dos ruedas de mi bicicleta están a disposición de Claudio, que es el líder del Carrera. Nuestro equipo está muy unido y lo que ha pasado hoy no. cambia nada", respondió cuando fue interrogado sobre un posible cambió de jefe de filas en el grupo italiano. "Mi único objetivo hoy ha sido sacar el máximo de tiempo posible Para afrontar lo que queda de los Alpes y la contrarreloj", añadió.

La lectura que hicieron los hombres del Banesto fue similar la ofrecida por Delgado. "Hubiese sido un justo premio para Pedro haber ganado esta etapa, pero él se conforma con su magnífico puesto en la clasificación. Para nosotros, es más importante el tenerlo con los favoritos en la general que el que Miguel haya perdido tiempo con respecto a Roche. De esta manera lo hemos recuperado anímicamente y nos será de mucha utilidad", explicó Unzué.

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