Lino y los Reyes Magos

Pascal Lino, de 26 años, vive en una nube de la que sabe que caerá en pocos días. Le recuerdan casos de corredores medianos que se transforman. "No quiero creer en los Reyes Magos. Con cinco minutos y pico de ventaja puedo estar a verlas venir. Unos días de amarillo, no está mal", acepta modesto. El cuento de un italiano desconocido en 1990, Claudio Chiappucci, no va con este bretón, amante de practicar el wind surf en la costa atlántica."Tiene cualidades, pero le falta potencia", sentencia su director Bruno Roussel. Por ahora en el RMO no van a apostar por él. Quizá si después de la co...

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Pascal Lino, de 26 años, vive en una nube de la que sabe que caerá en pocos días. Le recuerdan casos de corredores medianos que se transforman. "No quiero creer en los Reyes Magos. Con cinco minutos y pico de ventaja puedo estar a verlas venir. Unos días de amarillo, no está mal", acepta modesto. El cuento de un italiano desconocido en 1990, Claudio Chiappucci, no va con este bretón, amante de practicar el wind surf en la costa atlántica."Tiene cualidades, pero le falta potencia", sentencia su director Bruno Roussel. Por ahora en el RMO no van a apostar por él. Quizá si después de la contrarreloj de Luxemburgo, el lunes, Lino se mantiene, Mottet y Pensec, sus líderes naturales, puedan pensar en cambiar de papel.

El escepticismo público de Lino tiene su causa. El líder del Tour creyó en los Reyes Magos hace tres años. Recién pasado al profesionalismo ganó la Vuelta a la CEE. "Se esperaba mucho de mí y he decepcionado", confiesa ahora un hombre que en 1989, cuando veía todo a su alcance, proclamaba: "En este oficio hay que tener ambición".

Roussel le conoce: "Pascal fue elevado a la categoría de campeón demasiado pronto. Todo rodó muy deprisa para él". Tras dos años de vacío, el bretón puede haber aprendido la lección.

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