El final de una época

'Las chicas de oro', 'Bill Cosby' y 'Juzgado de guardia' hacen mutis en EE UU

El próximo día 9 se despide en la cadena norteamericana NBC Las chicas de oro. Bea Arthur se casa con Leslie Nielsen y abandona al cuarteto de Miami. Tampoco volverá el próximo año Bill Cosby, que se despidió el 30 de abril, ni Juzgado de guardia. Tres finales para tres emblemáticas series que anuncian el principio del fin de una época dorada de la teleseries. Sus sucesoras, incluida la secuela de Las chicas de oro, Golden Palace, tendrán que enfrentarse a una drástica política de ahorro dictada por la pérdida de audiencia y el aumento de los costes de producción.

Pese a los años que ha...

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El próximo día 9 se despide en la cadena norteamericana NBC Las chicas de oro. Bea Arthur se casa con Leslie Nielsen y abandona al cuarteto de Miami. Tampoco volverá el próximo año Bill Cosby, que se despidió el 30 de abril, ni Juzgado de guardia. Tres finales para tres emblemáticas series que anuncian el principio del fin de una época dorada de la teleseries. Sus sucesoras, incluida la secuela de Las chicas de oro, Golden Palace, tendrán que enfrentarse a una drástica política de ahorro dictada por la pérdida de audiencia y el aumento de los costes de producción.

Pese a los años que han pasado desde su estreno -nueve temporadas para Cosby y Juzgado de guardia, y una menos para las chicas de oro-, estas tres comedias que ahora se despiden continuaban siendo, con los naturales altibajos, tres puntos de referencia en la programación de la cadena NBC, a cuya imagen contribuían aún mucho más que las nuevas series. El vacío que ahora dejan intentará suplirlo alguna de las telecomedias -21 en total cuyo piloto ha sido encargado por la cadena NBC para la temporada 1992-93. No figura entre ellas Golden Palace, el nuevo vehículo para Sophia, Blanche y Rose, porque no ha habido acuerdo con su productora, Disney, que ha ido con la oferta a la competencia -la CBS, otra de las grandes cadenas-, donde verán la luz las nuevas chicas de oro.Las perspectivas no son buenas. Muchos programas no recaudan en publicidad lo que cuesta producirlas, y trabajar para los horarios de máxima. audiencia, el prime time televisivo, comienza a ser un negocio ruinoso. Hay estudios que después de echar cuentas deciden darle el finiquitó a su programa, antes incluso de que la cadena haya pronunciado el fatídico no va más. Se calcula que a las series de una hora les queda por cubrir de promedio unos 300.000 dólares por episodio después de deducirlo que les paga la cadena (un 80% de su coste y ni el mercado de la syndicatión (donde pueden tener una segunda oportunidad los programas estrenados por las grandes cadenas), ni el europeo, al que ahora -como se pudo comprobar en el mercado de Cannes del pasado abrilrió solamente se busca comprador sino coproductor, son capaces de amortizar la inversión.

Las 'joyas de la corona'

Los tiempos en los que el programa de Cosby recaudó unos 800 millones de dólares en las cadenas sindicadas parecen pasados y únicamente Cheers y Roseanne, las joyas de la corona de sus respectivas cadenas (NBC y ABC), siguen jugando al baile de los millones en esta época de estreñimiento. Ted Danson, protagonista de Cheers, cobra 500.000 de los dos millones de dólares que cuesta cada episodio. Los Productores de Roseanne han pedido lo mismo; no en balde es el programa número dos de audiencia este año. Cien millones de dólares le ha costado a la cadena ABC su retorno para las dos próximas temporadas. Excepciones al margen, y Cheers y Roseanne lo son, no es muy estimulante tampoco para el negocio del entretenimiento que series de gran presupuesto como Twin Peaks o Las crónicas del joven Indiana Jones (aunque en lista los riesgos estén compartidos por la coproducción con empresas europeas) hayan defraudado las enormes expectativas depositadas en ellas. La producción de George Lucas sólo ha conseguido un 16% de audiencia la segunda semana de abril. Por eso el principio de la ecocomía comienza a ser una virtud y una exigencia sobre la concepción de un proyecto. Ni Robert de Niro, que acaba de entrar en el mundo de la televisión, se libra de apretarse el cinturón. "Se puede hacer por algo menos de 1,5 millones de dólares, explicaba David Burke, el autor del guión para el piloto (The box) de la serie que produce la compañía de De Niro, Tribeca, explicando también que hay muchos actores conocidos dispuestos a trabajar por ajustados emolumentos. Conseguir que la serie Crimen y castigo reduzca su tiempo de rodaje de los ocho días usuales a tan sólo siete y no sobrepasar el presupuesto de 1,25 millones por episodio es el desafío que se plantea la Universal en estos tiempos de economías. Y tampoco Steven Spielberg y su nuevo proyecto, Class of 61, un telemovie protagonizado por tres alumnos de West Point, ni Steven Bochco, con su nuevo vehículo para la próxima temporada, NYPD blue, parece que podrán derrochar demasiado.Las series, como Las chicas de oro, El show de Bill Cosby, o Juzgado de guardia, que ahora desaparecen de las pantallas de la televisión norteamericana, surgieron por un tiempo menos acuciado por la competendia, la impaciencia y el miedo. Era una época de expansión, cuando los programas de ficción eran capaces de alimentar por sí solos una gran fidelidad a la cadena que los difundía.

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