BALONCESTO / COPA DEL REY

El CAI fue más correoso que el Barcelona

Ganó el CAI y reivindicó el poder de la fuerza. Perdió el Barcelona y lo hizo intentado ponerse a la altura de la circunstancia, pero se tuvo que rendir a la juventud, que ya se sabe que es un divino tesoro. Antes de doblar la rodilla, como lo hacen los grandes campeones, echaron hasta el último aliento. Pero los vientos soplan a favor de los gladiadores, y sólo queda el Estudiantes para levantar la bandera de la finura.El partido fue de los de pico y pala, esos que les gustan a algunos entrenadores y, por la experiencia italiana, acaban vaciando los pabellones. Después de la exquisita primera...

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Ganó el CAI y reivindicó el poder de la fuerza. Perdió el Barcelona y lo hizo intentado ponerse a la altura de la circunstancia, pero se tuvo que rendir a la juventud, que ya se sabe que es un divino tesoro. Antes de doblar la rodilla, como lo hacen los grandes campeones, echaron hasta el último aliento. Pero los vientos soplan a favor de los gladiadores, y sólo queda el Estudiantes para levantar la bandera de la finura.El partido fue de los de pico y pala, esos que les gustan a algunos entrenadores y, por la experiencia italiana, acaban vaciando los pabellones. Después de la exquisita primera semifinal, llegaron los estibadores, empezaron a dar gritos y al que se ponía delante lo arrollaban.

De cada dos ataques, uno era falta personal, pero no esa que puede ser pitada por una pareja arbitral meticulosa y conflictiva. No, era auténticos leñazos, derivados de un casi constante cuerpo a cuerpo. 58 faltas fue el balance final, y eso que alguna que otra se quedó en el camino.

Allí sobraban los estilistas, pues este pretendido baloncesto moderno, del que un equipo como el CAI es claro exponente, les tiene en el punto de mira. Aquello era trabajo. Nada de diversión en la cancha. Puro y duro currelo. Al que se le: ocurriese intentar algo por otro camino, acababa en el suelo.

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