ALBERTVILLE 92

La fascinación latina

Los hermanos Duchesnay protagonizan con sus innovaciones el patinaje artístico

El máximo protagonismo de los Juegos lo han tenido hasta ayer dos patinadores artísticos, los hermanos Duchesnay. No sólo por ser franceses, sino también por su especialidad, la danza, que resume las máximas cotas de la estética, y por su propia historia de superación innovadora hasta conseguir el título mundial en 1991. Su lucha con la excepcional pareja rusa de la CEI, el matrimonio Marina Klimova-Serguéi Ponomarenko, adquirió ayer tintes épicos y se saldó con la derrota de la pareja francesa. Al igual que su bellísima recreación de West side story, su actuación olímpica terminó en tragedia ...

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El máximo protagonismo de los Juegos lo han tenido hasta ayer dos patinadores artísticos, los hermanos Duchesnay. No sólo por ser franceses, sino también por su especialidad, la danza, que resume las máximas cotas de la estética, y por su propia historia de superación innovadora hasta conseguir el título mundial en 1991. Su lucha con la excepcional pareja rusa de la CEI, el matrimonio Marina Klimova-Serguéi Ponomarenko, adquirió ayer tintes épicos y se saldó con la derrota de la pareja francesa. Al igual que su bellísima recreación de West side story, su actuación olímpica terminó en tragedia deportiva para ellos. Pero, aun cediendo el oro a unos rivales de hielo, que maravillaron a los acordes de Juan Sebastián Bach, los Duchesnay exhibieron su fascinación latina.

La historia del deporte está jalonada por sus estrellas. Las máximas no sólo han dejado la impronta de su calidad, sino también traspasar el umbral del récord poniendo a sus hazañas una guinda de atracción a veces inexplicable. Isabelle y Paul Duchesnay están en este selecto grupo. Aun sin vencer, pesarán más en el recuerdo que Klimova-Ponomarenko, el último tornillo perfecto, eso sí, de la cadena de producción ex soviética.Los Duchesnay, nacidos en el Quebec canadiense de padres franceses, se decidieron a representar a Francía al no ser atendidos como querían por su país de origen. Son al patinaje artístico lo que Marc Girardelli al esquí tras dejar su Austria natal para nacionalizarse luxemburgués. Los Duchesnay han tenido también un camino deportivo difícil. Dejaron el patinaje de parejas por la danza a causa de su escasa y similar estatura, 1,66 metros ella y 1,74 él, y por una caída de Isabelle en uno de los saltos co n, lanzamiento. Les costó sudor y lágrimas convencer a los jueces en cada competición de que sus innovaciones no iban contra los reglamentos. Terceros en los Campeonatos Mundiales de Bercy,89 (París) y segundos en los de Halifax 90 (Canadá), siempre tras Klimova-Ponomarenko, se impusieron al fin en los de Múnich 91 (Alemania). En los recientes Europeos de Lausana no participaron por una lesión de Paul, de ahí la mayor expectación ahora.

Ellos han sido en gran parte culpables del cambio de puntuación en la danza y quizá en todo el patinaje, pues la atracción de sus ejercicios de creación ha llevado a darles la mayor importancia. En las tres restantes modalidades del patinaje artístico, las dos individuales y la de parejas, han desaparecido los aburridos ejercicios obligatorios. Sólo se han mantenido en la danza porque sigue siendo la más estética. Pero, en vez de puntuar un 30% del total, se han reducido al 20%, mientras la segunda danza original suma el 30%, no el 20%, y el decisivo ejercicio fibre supone el 50%.

Su creatividad se ha reforzado en los Duchesnay con el matrimonio de Isabelle con el coreógrafo británico Christopher Dean, gran creador. Dean, un ex policía de Newcastle, fue el primer revolucionario haciendo sus propias danzas y, formando pareja con Jean Torvill, culminó su carrera asombrando en los Juegos de Sarajevo 84 con un inolvidable' Bolero de Ravel. Trabajando ya para los Duchesnay en Oberstdorf (Alemania), su sentido de vanguardia ha sido tan elevado que hace un año tuvo que retirar el tema Las olas del océano, hecho sólo con música de piano, porque fue demasiado para unos jueces que empezaban ya a entender las innovaciones made in Duchesnay. Pero con una adaptación de la banda sonora de la película Missing hecha en el último momento le bastó para ganar el Mundial muniqués. Entonces quizá se vieron favorecidos por el escándalo anterior del doping de Klimova tras ganarles una vez más en los Europeos de Sofia. Klimova dio positivo en un primer análisis, pero el contraanálisis lo desmintió, algo inhabitual y misterioso, como ha sido general, en los países del Esté.

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