Tres cuarentones holandeses

Beenhakker, Cruyff y Hiddink dominan la Liga española

La caída definitiva de la espada de Damocles sobre la nuca del técnico serbio Radomir Antic deja la Primera División española con inquilinos holandeses en tres de los cuatro primeros banquillos. Leo Beenhakker, de 49 años, en el Real Madrid (1º); Johan Cruyff, de 44, en el Barcelona (2º), y Guus Hiddink, de 45, en el Valencia (4º), son tres personalidades distintas que han compartido una educación en las altas esferas de la peculiar Liga neerlandesa.

Hay modas. El triunfo del Barcelona del inglés Terry Venables en 1985 causó la llegada de hasta seis entrenadores británicos, de los cuale...

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La caída definitiva de la espada de Damocles sobre la nuca del técnico serbio Radomir Antic deja la Primera División española con inquilinos holandeses en tres de los cuatro primeros banquillos. Leo Beenhakker, de 49 años, en el Real Madrid (1º); Johan Cruyff, de 44, en el Barcelona (2º), y Guus Hiddink, de 45, en el Valencia (4º), son tres personalidades distintas que han compartido una educación en las altas esferas de la peculiar Liga neerlandesa.

Hay modas. El triunfo del Barcelona del inglés Terry Venables en 1985 causó la llegada de hasta seis entrenadores británicos, de los cuales sólo sobrevive el galés John Toshack. Pero la presencia de los tres cuarentones holandeses en equipos punteros sugiere que la Liga española empieza a ajustarse a los parámetros de la neerlandesa.Entre los tres existe una cordialidad que no llega a la amistad. Cruyff y Hiddink basan sus conocimientos en distinguidas carreras como futbolistas. La trayectoria de Cruyff no necesita ninguna presentación. Hiddink era un jugador menos llamativo, pero de gran talento, y distribuía el juego con una portentosa pierna izquierda. Al igual que Cruyff, optó por vivir el crepúsculo de su carrera en Estados Unidos.

Truncada su trayectoria por una grave lesión de ligamentos cruzados, Beenhakker se desvió hacia el banquillo a los 21 años. En momentos dados, Cruyff ha aludido a su falta de experiencia, como jugador y Beenhakker ha reaccionado recordando que, rráentras él cursó sus estudios como entrenador, el único docurriento de Cruyff es un título honorífico y regalado.

Las tensiones entre los dos florecieron cuando la directiva del Ajax creó una situación precursora del reciente entorno madridista. Siendo Beenhakker el entrenador, Cruyff fue nombrado supervisor y, durante un partido, bajó desde la grada para gritar instrucciones en la banda minando así la autoridad del entrenador. A Beenhakker no se le ocurrió hacer lo mismo mientras supervisaba a Antic.

Los dos hombres siempre han sido rivales. Beenhakker podría quejarse de que Cruyff ha proyectado sombras sobre su carrera. Incluso cuando fue nombrado seleccionador holandés para el Mundial de Italia 90, aceptó el puesto sabiendo que los jugadores habían votado por Cruyff.

Tensiones

El actual técnico barcelonista ha criticado públicamente la labor táctica de Beenhakker durante su anterior etapa en el Madrid. Tras la eliminación de los blancos por el Eindhoven de Hiddink, criticó en un artículo la perseverancia de Beenhakker con cuatro defensas frente al 4-5-1 puesto en escena por Hiddink, con la consecuente pérdida del centro del campo.Las rivalidades de Hiddink con los dos ex técnicos del Ajax son puramente deportivas. Tiene un estilo peculiar. Se le identifica como nativo del Este de Holanda por sus maneras tranquilas, reposadas y reflexivas. Escucha al futbolista y se deja influir más que el tajante Cruyff. Más pragmático en sus actitudes, su Eindhoven siempre se distanciaba del Ajax de Cruyff en la Liga porque, mientras en los enfrentamientos directos la igualdad de fuerzas era patente, el conjunto de la Philips perdía menos puntos tontos contra rivales asequibles. Tácticamente, Beenhakker no les iguala en creatividad, pero sabe manejar un grupo y, mientras Cruyff exige el cumplimiento de órdenes, permite que el jugador se exprese en el campo.

Los denominadores comunes se arraigan en la peculiar Liga holandesa, ganada por el Ajax o el Eindhoven en 17 de las últimas 20 campañas. Hiddink dice que los técnicos holandeses funcionan "porque no tienen miedo".

La prepotencia de los dos clubes punteros es tan marcada que sus entrenadores pueden dar rienda suelta a sus vocaciones ofensivas. Aprenden fórmulas para arrollar a los pequeños y tienen que buscar soluciones para mantener la tasa goleadora frente a rivales inferiores que sólo oponen férreas defensas.

Sus sistemas varían radicalmente en cuanto a la situación del bloque, el dispositivo defensivo y la explotación de los espacios. Y hay que señalar que el Madrid de la primera etapa de Beenhakker era un conjunto menos goleador que los equipos de Toshack y Antic. La mala noticia para el aficionado español es que los presidentes del Barcelona y del Madrid han reclutado viendo una aproximación a la norma holandesa, es decir, que la Liga es cosa de dos. Hiddink, que ganó la Copa de Europa con una solera de menos burbuja y más gravedad específica, al menos ha sabido combinar alegrías y seriedad en un Valencia capaz de amenazar a los dos clubes que han monopolizado la Liga española desde 1984.

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