"Hoy, todo muy bonito; pero mañana, vuelta a comer mierda"

A las siete de la tarde del 31 de diciembre ya estaban preparadas en la prisión masculina de Carabanchel las 24.000 uvas destinadas a los 2.000 presos del centro. Siete langostinos y cuatro chuletas de cordero eran las estrellas del menú. "Hoy, todo muy bonito; pero mañana volveremos a comer mierda", comentaban muchos internos.Nadie cantó un villancico ni aludió a las fiestas. A las ocho se sentaban en los comedores, y a las diez de la noche sólo se veían funcionarlos en los pasillos. Cada preso esperaba con su canal preferido las campanadas. "El que más y el que menos se acuerda de sus hijos ...

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A las siete de la tarde del 31 de diciembre ya estaban preparadas en la prisión masculina de Carabanchel las 24.000 uvas destinadas a los 2.000 presos del centro. Siete langostinos y cuatro chuletas de cordero eran las estrellas del menú. "Hoy, todo muy bonito; pero mañana volveremos a comer mierda", comentaban muchos internos.Nadie cantó un villancico ni aludió a las fiestas. A las ocho se sentaban en los comedores, y a las diez de la noche sólo se veían funcionarlos en los pasillos. Cada preso esperaba con su canal preferido las campanadas. "El que más y el que menos se acuerda de sus hijos o su madre", comentaba Carlos, cuatro años en prisión. A las ocho de la mañana siguiente estaban todos levantados para desayunar. Madrid / 1

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