Crítica:CINE

¡Bien por el papá de Indi!

Indiana Jones y la última cruzada, por el momento también la última aventura de este héroe de los años ochenta que hoy estrena Canal + (a las 22.00), es la más paródica de las películas realizadas por Steven Spielberg sobre su personaje. El hecho de que ande por el mundo con su padre y que éste sea un espléndido Sean Connery ya indica cuál es la orientación escogida por el cineasta norteamericano que, una vez más, recurre a los nazis para encargarles la misión de encarnar el mal químicamente puro.Es sabido que la filmografía de Spielberg está repleta de protagonistas en busca permanente...

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Indiana Jones y la última cruzada, por el momento también la última aventura de este héroe de los años ochenta que hoy estrena Canal + (a las 22.00), es la más paródica de las películas realizadas por Steven Spielberg sobre su personaje. El hecho de que ande por el mundo con su padre y que éste sea un espléndido Sean Connery ya indica cuál es la orientación escogida por el cineasta norteamericano que, una vez más, recurre a los nazis para encargarles la misión de encarnar el mal químicamente puro.Es sabido que la filmografía de Spielberg está repleta de protagonistas en busca permanente de la figura paterna, obsesión que habrá podido explicitar o resolver en su reciente adaptación de Peter Pan.

En realidad, el director corresponde a una generación que ha crecido bajo el dominio de la cinefilia, pero una cinefilia que nada tiene que ver con la de sus mayores, asiduos frecuentadores de cineclúbes o filmotecas, sino con un consumo menos sacralizado, ligado a la pequeña pantalla y al mando a distancia.

La generación Spielberg

La generación Spielberg ha saqueado el pasado cinematográfico en búsqueda de sus sueños. Él creció en un hogar en el que el televisor había suplantado a la familla, en el que piratas, aventureros y dibujos animados andaban de la mano fabricando una lógica causal insensata.En Indiana Jones y la última cruzada los mejores chistes se dirían sacados de los dibujos animados ya que son los más sorprendentes y que menos transmiten la sensación de estar trabajosamente elaborados. Me refiero, por ejemplo, a cómo solucionar el problema de los viajeros sin billete en un globo.

En cambio, cuando el referente es estrictamente cinematográfico, parece como si en vez de buscar en los clásicos de los años cuarenta Spielberg se hubiese acordado más de algunas deslavazadas cintas de aventuras de los sesenta.

Indiana, el infatigable Harrison Ford, parece aquí algo cansado, como si tanto arrastrarse por los techos de trenes en marcha, derrotar nazis o salir con bien de trampas mortales le hubiese dotado del escepticismo y el aburrimiento de los inmortales.

Quizá sea por eso que Sean Connery, que comenzó como un vulgar ídolo middle class al encarnar a James Bond, sea quien se lleve el gato al agua gracias a su enorme elegancia.

Indiana Jones y la última cruzada se emite hoy, a las diez de la noche, en Canal +.

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