NECROLÓGICAS

En recuerdo de Bignia Kuoni

El lunes 14 de octubre murió en su casa de Barcelona Bignia Kuoni. Suiza de nacimiento y mediterránea -catalana- por elección. En esas tierras quedan su espíritu, su, Ives tronchado, sus hijas y sus nietos. Bignia Kuoni es autora, amén de artículos y colaboraciones en este diario, de un libro excepcional, de los que quedan para siempre. Tal La cestería tradicional ibérica. Para escribirlo recorrió toda la Península en un detenido trabajo de campo. Mujer de su tiempo, inquieta, relacionada con la condición femenina, se interesó por todos los problemas de la sociedad actual. Tomó parte ac...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El lunes 14 de octubre murió en su casa de Barcelona Bignia Kuoni. Suiza de nacimiento y mediterránea -catalana- por elección. En esas tierras quedan su espíritu, su, Ives tronchado, sus hijas y sus nietos. Bignia Kuoni es autora, amén de artículos y colaboraciones en este diario, de un libro excepcional, de los que quedan para siempre. Tal La cestería tradicional ibérica. Para escribirlo recorrió toda la Península en un detenido trabajo de campo. Mujer de su tiempo, inquieta, relacionada con la condición femenina, se interesó por todos los problemas de la sociedad actual. Tomó parte activamente en muchas mesas redondas y congresos. Le interesaba particularmente cómo unir el hiato tradición y libertad.

Bignia era un ser luminoso, diurno, muy inteligente, creativa y culta. Sus ámbitos en Barcelona, en Calaceite o en Zúrich, siempre abiertos a los amigos, reflejaban bien la riqueza espiritual de mi amiga. ¡Qué bien se estaba, qué bien se charlaba con Bignia e Ives de anfitriones!

Hace cinco años apareció el tumor maligno. Bignia inició entonces un camino difícil, pedregoso, de aquellos que para su recorrido hace falta una valentía y una reciedumbre extraordinarias. Su vitalidad y su energía nos asombraban. Estaba al día de todo cuanto pasaba. También fuera de ella.

Bignia Kuoni, que tan a fondo conocía el oficio textil -de telas a cestos-, eligió una trama compleja para seguir ella entera hacia adelante. Era tan interior la urdimbre que sólo ella conocía cuál debía ser su tirantez para poder tejer algo nuevo, algo que no estuviera enfermo.

Aún con la tristeza de su tránsito, estoy segura de que ha sabido salir del laberinto como una nueva Ariadna.

Archivado En