BALONCESTO

El Madrid se clasificó para la siguiente ronda de la Copa de Europa

El Real Madrid se clasificó para la siguiente ronda de la Copa de Europa al vencer sin ningún problema a un Pro Specs cotizado por encima de su valor nominal, más por la derrota blanca del pasado domingo en Orense que por sus propios méritos. La importante presencia física de los holandeses no se correspondió con un juego medianamente solvente, y al Madrid le bastó subirse a ratos en la moto para solucionar el compromiso.Ni el gélido ambiente reinante en el palacio, ni la sombra de la reciente empanada gallega evitó que el partido transcurriese plácidamente para los intereses madridista...

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El Real Madrid se clasificó para la siguiente ronda de la Copa de Europa al vencer sin ningún problema a un Pro Specs cotizado por encima de su valor nominal, más por la derrota blanca del pasado domingo en Orense que por sus propios méritos. La importante presencia física de los holandeses no se correspondió con un juego medianamente solvente, y al Madrid le bastó subirse a ratos en la moto para solucionar el compromiso.Ni el gélido ambiente reinante en el palacio, ni la sombra de la reciente empanada gallega evitó que el partido transcurriese plácidamente para los intereses madridistas. Desde el salto inicial quedó patente una gran debilidad del Pro Specs: su lentitud a la hora de transitar hacia labores defensivas. Este defecto, cuando te enfrentas al Real Madrid actual, es como firmar tu sentencia de muerte.

Estaba claro que con argumentos estrictamente deportivos los holandeses no lo llevaban muy claro, por lo que intentaron la variante del mazo. A partir del meridiano de la primera parte el partido se calentó hasta extremos peligrosos para la integridad física de los jugadores blancos.

La táctica surtió efecto y el Madrid se descontroló ante tanta caricia, pero el descanso aplacó los nervios y en el segundo tiempo el juego volvió por donde había empezado. También se pudo observar una auténtica exhibición de desparpajo triplero por parte del holandés Kuipers (4 de 15). Fue tal su promiscuidad ofensiva que al llegar a los vestuarios se dio cuenta de que iba descalzo. En pleno ardor lanzador había tirado hasta las zapatillas. Como le ocurrió en la mayoría de las ocasiones con el balón, éstas tampoco entraron.

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