Crítica:

Patton

15.30 / Tele 5Patton no es la típica hagiografía hollywoodiense de un histórico militar ni el típico producto de hazañas bélicas manufacturado por los centinelas del planeta. Sin renunciar a ninguna de esas dos posibilidades de abordaje, es decir, la de rastrear un personaje que, muy tópicamente, creía en Dios y en la patria, en su patria (Estados Unidos, aunque tuviera raíces escocesas), y la de ofrecernos escuetas pero colosales escenas de batalla, la película de Schaffner es, ante todo, una modélica reflexión sobre la gente que hace la guerra, sobre la disciplina que ellos mis...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

15.30 / Tele 5Patton no es la típica hagiografía hollywoodiense de un histórico militar ni el típico producto de hazañas bélicas manufacturado por los centinelas del planeta. Sin renunciar a ninguna de esas dos posibilidades de abordaje, es decir, la de rastrear un personaje que, muy tópicamente, creía en Dios y en la patria, en su patria (Estados Unidos, aunque tuviera raíces escocesas), y la de ofrecernos escuetas pero colosales escenas de batalla, la película de Schaffner es, ante todo, una modélica reflexión sobre la gente que hace la guerra, sobre la disciplina que ellos mismos se imponen sobre el honor y sobre ese axioma tan veraz que nos dice que para que existan militares han de existir enfrentamientos armados. Así, la dimensión que adquiere George S. Patton -notable estratega, decisivo para la II Guerra Mundial con sus acciones en África, Sicilla y las Ardenas- es una dimensión mítica, romántica e idealizada. Vocacionalmente, Patton era un guerrero de otro siglo, un ser solitario, triste y hasta algo místico. De él hace una gran creación George C. Scott, que consiguió un oscar -uno de los siete con que se alzó el filme- por su papel, renunciando a la estatuilla.

Patton, 1970 (160 minutos)

Director: Franklin J. Schaffner. Intérpretes: George C. Scott, Karl Malden, Stephen Young. Bélica.

Archivado En