Crítica:

My fair lady

22.00 / Tele 5My fair lady, 1964 (162 minutos). Director: George Cukor. Intérpretes: Rex Harrison, Audrey Hepburn, Stanley Holloway, Wilfrid Hyde White. Musical.Como Sonrisas y lágrimas, como Camelot, Oliver, West Side story, La leyenda de la ciudad sin nombre o Hello, Dolly, My fair lady es uno de esos espectaculares musicales que invadieron la década de los sesenta. Y no sólo eso, sino que My fair lady es uno de los mejores musicales de su tiempo, tal vez el mejor. Ciertamente, está hecho a conciencia, de manera que cada una de sus piezas y sus compo...

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22.00 / Tele 5My fair lady, 1964 (162 minutos). Director: George Cukor. Intérpretes: Rex Harrison, Audrey Hepburn, Stanley Holloway, Wilfrid Hyde White. Musical.Como Sonrisas y lágrimas, como Camelot, Oliver, West Side story, La leyenda de la ciudad sin nombre o Hello, Dolly, My fair lady es uno de esos espectaculares musicales que invadieron la década de los sesenta. Y no sólo eso, sino que My fair lady es uno de los mejores musicales de su tiempo, tal vez el mejor. Ciertamente, está hecho a conciencia, de manera que cada una de sus piezas y sus componentes sea lo más granado en su especialidad y así el resultado sea infalible.

Para el reparto se pensó en un principio en Cary Grant (como profesor Higgins, sin tener en cuenta que el habla cockney del actor enviaría al garete la matriz argumental) y James Cagney (como Doolittle), aunque finalmente serían Rex Harrison, la mejor voz para Higgins sin duda, y Stanley Holloway, que ya había sido Doolittle en el escenario. La reina de la comedia sofisticada Audrey Hepbum consiguió el principal papel femenino, aunque Julie Andrews tenia a priori todos los números por haber encarnado en teatro al personaje (y, además, no hacía falta que la doblaran en las canciones como a Hepburn por la epónima Marni Nixon).

El resultado de la operación arroja una comedia musical encantadora, elegante, aérea, deliciosa, con canciones que ya han pasado a las antologías (o a los hilos musicales de ascensores y salas de espera, como I could have danced all night o On the street where you live), con una, puesta en escena delicada Y exacta del gran veterano George Cukor y -factor decisivo en el aspecto visual- un diseño de producción y unos vestuarios sencillamente prodigiosos, obra nada menos que de un artista de la talla de Cecil Beaton.

Mi fair lady, claro, fue la película del año, y cosechó ocho estatuillas de la Academia: rnejor película, mejor director, mejor actor (Harrison), mejor fotograflia (Harry Stradling), mejores decorados (Beaton y su equipo), mejor sonido (George R, Groves), mejor vestuario (Beaton, de nuevo) y mejor adaptación musical (André Previn). My fair lady es un plato exquisito para los amantes del buen yantar cinematográfico.

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