GENTE

Erika Anderson

Un desafìo a la ira de los censores norteamericanos

En un tiempo en el que los puritanos y los fundamentalistas religiosos llevan un prolongado grito de guerra contra la pornografia y la "pérdida de los valores tradicionales americanosmuchas personas en Estados Unidos mantienen una actitud de desafío. En parte es la negativa al conformismo la que alimenta el fuego de Erika Anderson en Zandalee, una película en la que la antigua modelo conforma el eje de un triángulo amoroso con oscuras consecuencias para todo. "Es la teoría del caballero blanco-caballero negro", dice Erica, "y la mujer, en el medio".Aunque esta película, producida por El...

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En un tiempo en el que los puritanos y los fundamentalistas religiosos llevan un prolongado grito de guerra contra la pornografia y la "pérdida de los valores tradicionales americanosmuchas personas en Estados Unidos mantienen una actitud de desafío. En parte es la negativa al conformismo la que alimenta el fuego de Erika Anderson en Zandalee, una película en la que la antigua modelo conforma el eje de un triángulo amoroso con oscuras consecuencias para todo. "Es la teoría del caballero blanco-caballero negro", dice Erica, "y la mujer, en el medio".Aunque esta película, producida por Electric Pictures, en la que también actúan Nicholas Cage y Judge Reinhold, no revoluciona el campo del cine amoroso, sí desafia los niveles de lo que los censores juzgan aceptable en la pantalla. Filmada enteramente en Nueva Orleans durante la estación de las lluvias, Zandalee se hizo acreedora de la insidiosa calificación NC-17, otorgada por la industria, a causa de su sexualidad.

Erika asume los riesgos interesantes, y su interpretación sugiere que no se trata sólo de una cara bonita más. "Estaba expuesta por completo", dice acerca de sus escenas de amor desnuda con Cage y Reinhold, "no sólo físicamente, sino emocionalmente". Como la esposa de un poeta fracasado (Reinhold), cuya represiva educación católica no la salva del amigo de infancia de su marido, Johnny Collins (Cage), es la Eurídice que suplica ser apartada del submundo. "Para mí [la película], no es pornográfica. Diría que cruza la línea entre la sensualidad y el total abandono... El filme es una tragedia", insiste Erika, "y creo que los americanos no tienen un enorme interés en ver tragedias. Quieren ver cosas que les hagan sentir bien y les permitan escapar".

Hija de un escultor de Tulsa (Oklahoma), Erika Andersson se instaló en Los Ángeles después de trabajar un tiempo como pinchadiscos de un programa radiofónico sobre jazz, y luego, como presentadora de un programa de televisión sobre artes, que ella misma dirigía. En los años e.chenta fue modelo en Nueva York para el escultor Robert Graham, y en Europa, para los fotógrafos Helmut Newton y el español Javier Valhonrat, a quien ella considera un pintor".

Le gusta Los Ángeles por su "decadente encanto", y su director preferido es David Lynch. "Creo que [la película] Terciopelo azul era cómica", dice; "yo me estuve riendo durante toda su proyección". Aparentemente, Lynch también la aprecia a ella: Erika aparecía en el seria.l televisivo que veían los personajes de Lynch en los episodios de Twin Peaks, y está en negociaciones para obtener un papel en la segunda parte de Wild at heart (Corazón salvaje).

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