ATLETISMO

Los 100 metros, muy largos para Johnson

Los 100 metros son muy largos para Ben Johnson o al menos para este débil Johnson, quinto en Granada con un registro impensable para un atleta que rompió las barreras del tiempo. Su marca (10.54 segundos) echa por tierra las esperanzas de un regreso a la cabecera de la velocidad mundial. Sin anabolizantes, después de casi tres años de inactividad, el atleta canadiense parece un velocista discreto, uno de esos actores de relleno que pueblan las reuniones internacionales de atletismo.

Nada de lo que sucedió en Granada abona aIgo de optimismo sobre el futuro de Johnson. El atleta canadiens...

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Los 100 metros son muy largos para Ben Johnson o al menos para este débil Johnson, quinto en Granada con un registro impensable para un atleta que rompió las barreras del tiempo. Su marca (10.54 segundos) echa por tierra las esperanzas de un regreso a la cabecera de la velocidad mundial. Sin anabolizantes, después de casi tres años de inactividad, el atleta canadiense parece un velocista discreto, uno de esos actores de relleno que pueblan las reuniones internacionales de atletismo.

Nada de lo que sucedió en Granada abona aIgo de optimismo sobre el futuro de Johnson. El atleta canadiense está en peores condiciones que en la temporada invernal. Nadie se atrevió a crucificar entonces a un velocista que había padecido 27 meses de inactividad. Sus marcas tuvieron ese carácter intermedio que impedía cualquier pronóstico sobre las futuras prestaciones en 100 metros. En Granada, casi tres años después de disputar su última carrera de 100 metros, Johnson volvió a sus orígenes, cuando sólo se le reconocía una cierta habilidad para desenvolverse en las pruebas de 60 metros.Pero todo aquello era anterior a su larga y productiva relación con la química. Sin la ayuda de los anabolizantes, Johnson tiene los problemas de los atletas corrientes. Quizá alguien de su entorno pueda argumentar que Calvin Smith, otro ex plusmarquista mundial, corrió peor en Granada. Pero Smith es un atleta en decadencia, que acostumbra además a unos inicios de temporada balbuceantes. Johnson, no.

En sus mejores días, Johnson arrasaba desde la primera a la última carrera de la temporada. ¿Y qué se vio en Granada?: Un hombre que cedió 36 centésimas de segundo al estadounidense Dennis Mitchell, el ganador de la carrera (10.18). Más: Johnson fue derrotado por atletas de segundo orden, como el búlgaro Nikolai Antonov (un especialista en 200 metros, 10.49), el español Luis Rodríguez (10. 52) y el belga Patrick Stevens (10.53). Smith hizo 10.56.

Impensable

Ninguno de estos velocistas hubiera soñado nunca con una victoria sobre el gran canadiense. Ni siquiera Mitchell fue rival para Johnson en los años gloriosos. Mitchell fue una esperanza frustrada. Pero ayer en Granada pareció un atleta de otra galaxia para el nuevo Ben Johnson. Ben Johnson repitió su vieja mecánica, pero la mecánica es insuficiente cuando falta la potencia y la agilidad. Su salida fue correcta. No explosiva, pero suficiente para albergar el lento optimismo sobre su suerte, en la carrera granadina. Durante 20 metros corrió en cabeza de la prueba. Fue un espejismo. Mitchell se situó muy pronto a su altura, apenas recorridos 25 metros. Luego, se fue. La progresión de Mitchell fue la normal en un buen especialista. Más insospechado fue el hundimiento de Johnson. De repente se hizo muy humano. Nada quedaba de aquella omnipotencia que arrastraba en los buenos tiempos.Sus últimos 40 metros fueron casi patéticos. Por la derecha y por la izquierda le rebasaron todos sus rivales, menos Calvin Smith, que andaba de paseo. Los 100 metros eran muy largos para un hombre que se enfrenta a la mirada del mundo en malas condiciones: cerca de la treintena, con casi tres años de vacaciones forzosas y sin el equipaje químico que obraba maravillas antes. Ahora le queda un trabajo muy duro. Su marca de Granada disipará muchas dudas a los organizadores de reuniones atléticas. 10.54 segundos no merecen una gratificación de cuatro millones unade pesetas. Es algo que se correrá entre los organizadores. El morbo quizá sí justifica este alto precio, ¿pero hasta cuándo durará el morbo de un atleta tan vulnerable en la pista".

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