Crítica:

Grita libertad

22.00 / Canal +Cry freedom, 1987 (151 minutos). Director: Richard Attenborough. Producción: Richard Attenborough. Guión: John Briley, basado en los libros Biko y Asking for trouble, de Donald Woods. Intérpretes: Kevin Mine, Denzel Washington, Penelope Wilton, Josette Símon. Drama.Excelente actor, Richard Attenborough tiene como director una pequena película hoy olvidada, Magic, que era un

thriller psicológico sugestivo e inquietante. No tan fáciles de olvidar son otras de sus películas, corno Un puente lejano, Gandhi o ...

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22.00 / Canal +Cry freedom, 1987 (151 minutos). Director: Richard Attenborough. Producción: Richard Attenborough. Guión: John Briley, basado en los libros Biko y Asking for trouble, de Donald Woods. Intérpretes: Kevin Mine, Denzel Washington, Penelope Wilton, Josette Símon. Drama.Excelente actor, Richard Attenborough tiene como director una pequena película hoy olvidada, Magic, que era un

thriller psicológico sugestivo e inquietante. No tan fáciles de olvidar son otras de sus películas, corno Un puente lejano, Gandhi o Grita libertad.

Y no tanto por sus calidades como por cierta notoria elefantiasis, que en casos como los filmes Gandhi o Grita libertad se ampara en un humanismo simple y expuesto en primer término, un humanismo que gana el corazón -y la conciencia- del espectador ya antes de empezar la proyección.

Técnicamente, estas obras son irreprochables, están manufacturadas con detallismo, capacidad y exactitud ciento por ciento británicas, pero no van más allá de la maestría académica, que, natu ralmente, nada tiene que ver con la maestría cinematográfica, nacida siempre de un soplo de inspiración.

Con todo, una película como Grita libertad es, en el sentido primero de la palabra, una película útil. Gracias a ella, cientos de miles de espectadores de todo el mundo conocieron varias de las cosas que en los años setenta ocurrieron en Suráfrica, como una brutal matanza de niños o la muerte, en 1977, del líder Steve Biko, el centro motor mismo de Grita libertad y cuya memoria tanto ha expansionado Peter Gabriel en su antológica canción.

Que Richard Attenborough consiga transmitir en esta película, a un amplio ramillete de público, una conciencia de justicia en lo que se refiere al apartheid es algo que no puede por menos que merecer nuestra aprobación.

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