El proyecto 'España 92' intenta limpiar su imagen contactando con los críticos del sector privado

El sindicato del España 92, que preside Pedro Campos, intenta limpiar la imagen del proyecto español de participación en la Copa Arnérica. Para ello ha contactado con los profesionales del sector náutico privado español que criticaron el proyecto tras el naufragio del velero el pasado 4 de enero, en aguas de la bahía de Palma de Mallorca. El presupuesto del proyecto asciende a 3.000 millones de pesetas, en su mayoría procedentes de la Administración Pública.

Pedro Campos negó las pugnas de poder entre algunos miembros del Desafío Español Copa Arriérica (DECA), tras la sustitución de Jua...

El sindicato del España 92, que preside Pedro Campos, intenta limpiar la imagen del proyecto español de participación en la Copa Arnérica. Para ello ha contactado con los profesionales del sector náutico privado español que criticaron el proyecto tras el naufragio del velero el pasado 4 de enero, en aguas de la bahía de Palma de Mallorca. El presupuesto del proyecto asciende a 3.000 millones de pesetas, en su mayoría procedentes de la Administración Pública.

Pedro Campos negó las pugnas de poder entre algunos miembros del Desafío Español Copa Arriérica (DECA), tras la sustitución de Juan Carlos Rodríguez Toubes como director general, por Gerardo Seelinger. Campos señaló a EL PAÍS haber asumido la tarea de involucrar a expertos españoles en diseño y construcción, marginados del desafío español a la Copa América, que habían criticado el proyecto tras el hundimiento de la quilla del España 92 en Palma. Estos profesionales mostraron entonces su preocupación por la mala imagen internacional que dio la inclustria náutica española, y por el misterio del proyecto, calificado recientemente por Campos como "proyecto de Estado"."Estos contactos se han concretado en tres personas: Toni Tió, Javier Visiers y Jan Santana", manifestó Campos. Tió, propietario de la empresa Toni Tió Velas, tibicada en Vilassar de Mar (Barcelona), recibió una oferta, "no concretada", para que sus velas entrasen a formar parte del equipamiento del España-92.

Campos manifestó también que se habían mantenido conversaciones con Javier Visiers, diseñador y máximo responsable del velero Fortuna, el maxi español que batió el récord del mundo de millas navegadas en un día -400 en 24 horas-, en la última Regata Vuelta al Mundo. "La incorporación de Visiers sería Interesante para nosotros", apuntó Campos.

Las velas y Campos

Las velas del España 92 son suministradas por la firma danesa Diamonds, comercializada en España por la firma Velas Campos, propiedad de Pedro Campos.

Curiosamente, el presidente del grupo Diamonds Sail Market es el danés lb Andersen, estrechamente relacionado con Campos y que forma parte del equipo que se encuentra en San Diego como entrenador de la tripulación del barco neozelandés alquilado para el Campeonato del Mundo de la clase Copa América, que participará bajo el nombre de Spaín 92. El coste del alquiler y de la participación en esta prueba es de 120 milliones.

Visiers, por su parte, señaló que no había recibido ninguna oferta en concreto, aunque aseguró haber mantenido una conversación con el nuevo director general, Gerardo Seelinger.

Curiosamente, el diseño del segundo y definitivo barco del España 92 está ultimado, por lo que Visiers poco podría aportar. Su construcción se prevé que finalice el próximo mes de mayo en los Astilleros Españoles de Puerto Real (Cádiz).

Jan Santana, patrón del Fortunal manifestó que no había recibido ninguna oferta oficial por parte de DECA, aunque insinuó que "si lo hacen, será como tripulante".

Pedro Campos negó las pugnas por la distribución de poder entre algunos miembros del DECA, centradas en Gerardo Seelinger, persona incluida en la estructura por decisión directa de la sociedad estatal Quinto Centenario. Las primeras disensiones se detectaron después de la pérdida de la quilla del primer España-92 y la posterior relegación de Rodríguez Toubes por desavenencias con Campos. El primer barco está ya arreglado en Palma, con la quilla nuevamente colocada, pero en el dique seco.