El Athletic, más afortunado que la Real

A los 51 segundos obtuvo el Athletic el premio a la fortuna. La Real, a los 68 minutos, el premio a la constancia. La tómbola de San Mamés se mostraba generosa con ambos equipos, aunque el fátbol era paupérrimo. El partido transcurrió sin ton ni son. Los donostiarras rifaban el balón sin precisión alguna, dejando inéditos, aburridos Y enfadados a sus dos matadores británicos, y los bilbaínos se lo pasaban en permanente estado de fuera de juego festejando su buena estrella.Ajenos ambos equipos a las urgencias de la clasificación, el derby sólo oponía el orgullo de la rivalidad. Por ello ...

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A los 51 segundos obtuvo el Athletic el premio a la fortuna. La Real, a los 68 minutos, el premio a la constancia. La tómbola de San Mamés se mostraba generosa con ambos equipos, aunque el fátbol era paupérrimo. El partido transcurrió sin ton ni son. Los donostiarras rifaban el balón sin precisión alguna, dejando inéditos, aburridos Y enfadados a sus dos matadores británicos, y los bilbaínos se lo pasaban en permanente estado de fuera de juego festejando su buena estrella.Ajenos ambos equipos a las urgencias de la clasificación, el derby sólo oponía el orgullo de la rivalidad. Por ello la tensión aligeró, al menos, el aburrimiento. La Real, con el marcador en contra desde la jugada inicial, consiguió con comodidad el control, pero apenas le sirvió para un insulso sobeo del balón sin profundidad ni intencionalidad ofensiva. En el único despiste de la defensa bilbaína, Atkinson estableció la igualada. Con la tómbola cerrada, Eskurza rompió la monotonía y se sacó una jugada personal que resarció a la grada y al encuentro del tedio. Luke culminó el servicio y el conjunto rojiblanco ratificó su cuenta de resultados de la mano de lñaki Sáez (nueve puntos de diez posibles), aunque en esta ocasión su escaso fútbol la desluciera.

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