El CAI, más cerca de la final de la Recopa al vencer al Cholet

El resultado obtenido ayer por el CAI Zaragoza en un partido europeo es el mejor de su historia. Vencer en una semifinal en cancha contraria es algo que nunca había logrado antes. ¡Con este resultad'o, que le da 10 puntos de ventaja para el partido de vuelta en el Pabellón Príncipe Felipe, el próximo día 26, ha hecho crecer el optimismo, y la afición aragonesa ve ya a su equipo en la final de Ginebra.El encuentro se-ajustó a las gráficas que uno y otro equipo trazaron. La del Cholet, irregular, con caídas espectaculares en momentos críticos. El equipo francés fue un equipo a la baja. El CAI Za...

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El resultado obtenido ayer por el CAI Zaragoza en un partido europeo es el mejor de su historia. Vencer en una semifinal en cancha contraria es algo que nunca había logrado antes. ¡Con este resultad'o, que le da 10 puntos de ventaja para el partido de vuelta en el Pabellón Príncipe Felipe, el próximo día 26, ha hecho crecer el optimismo, y la afición aragonesa ve ya a su equipo en la final de Ginebra.El encuentro se-ajustó a las gráficas que uno y otro equipo trazaron. La del Cholet, irregular, con caídas espectaculares en momentos críticos. El equipo francés fue un equipo a la baja. El CAI Zaragoza, tina vez encontró su sitio en el parqué, empezó a cotizarse como un valor seguro. Se basó para ello en algo tan evidente como entregar sus acciones a Kevin Magce y que él, simplemente, las jugara a su antojo. Antes de cumplirse el primer cuarto de partido, el CAI Zaragoza ya había superado el agobio inicial, mientras Magee contaba sus interveinciones por aciertos, perseguido en todo momento muy de cerca por Bilba, que se convirtió en su agobiante marcador.

El Cholet, durante gran parte de los 40 minutos, cumplió a rajatabla con los rasgos tradicionales que se exigen a todo equipo francés que se precie: anarquía, individualismo exasperante, abandono de planes y tácticas. El equipo aragonés opuso convicción. Creyó posible ganar en la cancha gala, y eso se palpó en su quehacer. En muy pocas ocasiones abandonó el papel de vencedor, y cuando eso sucedió allí emergió el figurón de Magee para recomponer la imagen que tímidamente parecía cuartearse. Junto a Magee, Zapata protagonizó algunos de los minutos más brillantes de la temporada, y suya fue la canasta más bella.

Cuando en un momento dado se planteó la batalla de las canastas triples, el base local, Rigaudeau, buscó afanosamente el triunfo, pero la escasa responsabilidad de sus companeros impidió al conjunto local salir airoso del envite.

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