Todos los equipos españoles ganaron en la jornada europea

Estudiantes ganó con claridad por razones de peso estadístico a las que hay que sumar una buena intensidad defensiva y el impulso emocional que da la mayor trascendencia que tenía el partido para ellos. Al Zadar le bastaba, y le sigue bastando, una victoria en su fortaleza frente al Sunair para claisifcarse. En el resto de la jornada, el Barcelona se impuso (84-77) al Limoges francés en la Copa de Europa; el Madrid venció en la pista del Panatinaikos griego (82-102) y el Joventut se desembarazó con facilidad del Mulhouse galo (88-45).El Estudiantes lo tenía más complicado, pues una derrota le ...

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Estudiantes ganó con claridad por razones de peso estadístico a las que hay que sumar una buena intensidad defensiva y el impulso emocional que da la mayor trascendencia que tenía el partido para ellos. Al Zadar le bastaba, y le sigue bastando, una victoria en su fortaleza frente al Sunair para claisifcarse. En el resto de la jornada, el Barcelona se impuso (84-77) al Limoges francés en la Copa de Europa; el Madrid venció en la pista del Panatinaikos griego (82-102) y el Joventut se desembarazó con facilidad del Mulhouse galo (88-45).El Estudiantes lo tenía más complicado, pues una derrota le hubiese colocado en la tesitura de viajar a Grecia a jugarse el cocido, cosa nada recomendable. El Zadar es un genuino representante de la escuela yugoslava, aunque no cuenta con un potencial excesivo. Su pobre porcentaje de triples (8 de 17) fue su tumba. Cuando su punto de mira fue corregido, la ventaja del Estudiantes era ya definitiva. Ni siquiera el perder por personales a su mejor hombre, Komazee -a ocho minutos del final del partido-, tuvo especial incidencia en el marcador.

El Estudiantes salió nervioso pero solucionó sus problemas intensificando la, defensa. Los continuos fallos en los lanzamientos yugoslavos eran aprovechados, gracias al dominio absoluto del rebote defensivo (el Zadar sólo capturo un rebote ofensivo en todo el partido), claros contraaques que el deficiente balance defensivo balcánico no podía parar. El partido estaba prácticamente resuelto en el descanso, y el único temor consistía en saber las consecuencias del habitual pújara estudiantil. Esta llegó en la mitad del segundo tiempo, pero el Zadar no supo aprovecharla, y mneos aún con la ausencia de Komazec, alma y corazon del equipo.

Con esta holgada victoria el Estudiantes se encuentra en una buena situación para afrontar el último partido de la fase en Grecia frente al Panionios, que ayer ganó (101-103) en cancha del Sunair belga. Diecisiete puntos permiten ser optimistas, aunque por aquellas latitudes nunca se puede estar tranquilo.

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