¿Locuacidad, justificación, huída...?

El último paso de Gil, esta asamblea consultiva, puede ser interpretado de varias formas. Sin embargo, personas cercanas a la federación y los clubes coinciden en reducirlas a tres: o su personalidad visceral le ha traicionado o está justificándose o huye hacia adelante.Una de las tesis que se barajan es que, simplemente, su locuacidad le ha llevado esta vez demasiado lejos. Así, su incontinencia verbal le habría empujado a amenazar con una medida tan drástica corno la de retirar a su Atlético de la competición escudándose para ello en los socios. Ya no podría, por tanto, dar marcha atrás en r...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El último paso de Gil, esta asamblea consultiva, puede ser interpretado de varias formas. Sin embargo, personas cercanas a la federación y los clubes coinciden en reducirlas a tres: o su personalidad visceral le ha traicionado o está justificándose o huye hacia adelante.Una de las tesis que se barajan es que, simplemente, su locuacidad le ha llevado esta vez demasiado lejos. Así, su incontinencia verbal le habría empujado a amenazar con una medida tan drástica corno la de retirar a su Atlético de la competición escudándose para ello en los socios. Ya no podría, por tanto, dar marcha atrás en relación con su anunciada consulta popular por más que, en su fuero interno, fuese consciente de que el abandono es imposible. Sí, imposible; entre otras razones, porque quizá supondría la desaparición del club al quedarse fuera del plan de saneamiento y con unas deudas del orden de los 3.500 millones de pesetas.

Otras, que está justificándose o incluso preparándose una salida honrosa. Al fin y al cabo, se encuentra en su última temporada de mandato y no ha obtenido hasta ahora éxito deportivo alguno. Por unas circunstancias u otras, sus proyectos se han ido al traste a pesar del dinero invertido en técnicos y jugadores.

Archivado En