Crítica:VISTO Y OÍDO

Padres, hijos

Estrenos TV tiene morbo. Casos tomados de la vida real, de jóvenes devaluados por algún mal agudo, con poderes fuertes en contra; luchan, y ganan: porque hay poderes institucionales que les protegen. Al ser magnificado por la televisión y teatralizado por el relato, el caso se convierte en general, pedagógico, estimulante y consolador. En Una oportunidad para luchar, el muchacho de 16 años sufre continuos ataques epilépticos que habrán de marcar toda su vida. Hay una operación posible -comisurotomía cerebral- a vida o muerte, y los padres se oponen. Él la desea: menor de edad, su...

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Estrenos TV tiene morbo. Casos tomados de la vida real, de jóvenes devaluados por algún mal agudo, con poderes fuertes en contra; luchan, y ganan: porque hay poderes institucionales que les protegen. Al ser magnificado por la televisión y teatralizado por el relato, el caso se convierte en general, pedagógico, estimulante y consolador. En Una oportunidad para luchar, el muchacho de 16 años sufre continuos ataques epilépticos que habrán de marcar toda su vida. Hay una operación posible -comisurotomía cerebral- a vida o muerte, y los padres se oponen. Él la desea: menor de edad, su opinión no puede prevalecer. Lucha: lleva a sus padres a los tribunales -le ayudan una abogada, un médico, su novia-, gana, le operan y sobrevive. El morbo está en los ataques, en el suspense, en la vida joven que se degenera, en la operación: la piedad y la toma de partido del espectador naturalmente impotente. Aunque el caso parezca lejano.No lo es. Bajo el caso está la generalización. El padre es duro e inflexible: tiene la misión de dirigir la familia y lo hace. Es autoritario de una manera también general, injusto. El tema es el del poder paterno. Se niega que los padres siempre tengan razón. Muchos jóvenes pueden haber reconocido a los suyos en esa dictadura sin justificación ni explicación, en ese fascismo. La astucia conocida de estas series B es la de ir dejando miguitas de pan en el camino, como Pulgarcito, para volver atrás: pequeños rasgos de sensibilidad, de emoción paterna, de angustia por la protección de sus hijos. De forma que, cuando el muchacho gana, la juez, en su sentencia, reafirma las bases de la autoridad paterna reconocida por la ley ("pero..."); y el padre renuncia a la apelación, que su abogado le asegura que ganará: acepta la decisión. Se subraya otra argucia: que, puesto que dos años después el chico será mayor y podrá libremente operarse, "no merece la pena" esperar. Dejándole al asalto de los ataques. La operación sale naturalmente bien -si no, no se habría hecho la película- y al final, en torno a la cama del salvado, están los padres, el hermano y la novia, que es el futuro. La familia sigue existiendo después de todas las pruebas. Es lo que pasa en estas series B; que, pareciendo crudas, descarnadas, con situaciones extremas, hurtan la verdadera tragedia y la ruptura y el desastre que suelen suceder en la vida real.

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