La falta de motivación derrotó a España

El pánico a las lesiones, una obsesión hasta que se inicie el Mundial, y la falta de motivación, impidieron que España ganase ayer a la selección austriaca. Lo mejor del penúltimo ensayo medianamente serio de España fue que los internacionales estuvieron juntos tres días para charlar, negociar, conocerse algo mejor y jugar 90 minutos sin excesiva pasión. Eso les costó la victoria, que podrían haber asegurado en una gran primera parte. La aparición tardía de Rodax, que sólo jugó la segunda mitad, cumplió con la expectación despertada. Rodax demostró que es un buen jugador en un partido que supo...

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El pánico a las lesiones, una obsesión hasta que se inicie el Mundial, y la falta de motivación, impidieron que España ganase ayer a la selección austriaca. Lo mejor del penúltimo ensayo medianamente serio de España fue que los internacionales estuvieron juntos tres días para charlar, negociar, conocerse algo mejor y jugar 90 minutos sin excesiva pasión. Eso les costó la victoria, que podrían haber asegurado en una gran primera parte. La aparición tardía de Rodax, que sólo jugó la segunda mitad, cumplió con la expectación despertada. Rodax demostró que es un buen jugador en un partido que supo aprovechar como escaparate, especialmente con un gran gol en el minuto 89.El encuentro se dividió en dos partes: antes y después de que los austriacos olvidasen que se trataba de un partido amistoso y comenzasen a castigar las piernas españolas. Hasta que descubrieron el pavor de sus rivales a caer lesionados, los austriacos no superaron el centro del campo y mostraron una debilidad pasmosa en la zona defensiva.

Hasta que Polster entró por detrás a Martín Vázquez (m. 32) y Butragueño se marchó lesionado (m. 38), con esguince de tobillo, España, al trote, se apoderó con egoísmo del balón y desbordó fácilmente a Austria. La intuición de Martín Vázquez y el excelente rendimiento de Michel lanzaron a un equipo que sólo falló porque no supo culminar la goleada. Tres remates francos, en la primera parte, de Roberto (2) y Michel, y otro de Julio Salinas, en la segunda, todos ellos a sólo dos metros de la portería, no concluyeron en goles por la falta de concentración que conllevan estos festejos semicompetitivos.

La lesión de Butragueño marcó el punto de inflexión del partido. Mientras se retiraba cojeando por la banda, le acompañaban las miradas de sus compañeros. A ninguno de ellos le gustaría estar en su piel. A ninguno le gustaría lesionarse tan cerca del Mundial y a una semana de la Copa.

Esa fue la salvación de una Austria hasta ese momento mediocre. Su dureza no fue excesiva, pero sí suficiente para frenar la alegría y desenvoltura española. Además, apareció Rodax, el segundo goleador europeo. Junto con Polster, intervino en los tres goles. Su tercer gol tras driblar a tres jugadores y recorrer medio campo, vale muchos millones. Si alguien lo quería fichar, hoy pagará más que ayer.

La segunda parte abre el gran interrogante sobre el rendimiento de la selección española en el Mundial. Mientras Austria jugó un amistoso blando, España controló el juego con comodidad. Cuando Austria recurrió a la dureza, algo que hará sin duda Uruguay en el primer partido de Italia, España careció de argumentos para reaccionar. Da la impresión de que a esta selección le falta capacidad de reacción cuando se siente presionada. En un Mundial, tan importante como crear es destruir, y esta faceta no está resuelta en la selección.

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