Escocia logra la victoria más histórica del Cinco Naciones

Escocia logró ayer en su campo de Murrayfield (Edimburgo) la victoria más histórica del Torneo de las Cinco Naciones. Con su triunfo sobre Inglaterra obtuvo también el Grand Slam, por haber ganado a los otros cuatro equipos del torneo; la Triple Corona, al haberse impuesto a los tres británicos, y la Copa Calcuta, que disputan tradicionalmente ambos equipos desde 1871. La victoria deportiva, además, fue una revancha mucho más profunda el día que Escocia estrenaba su himno, La flor de Escocia, interpretado y cantado con acompañamiento de gaita tras el británico...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Escocia logró ayer en su campo de Murrayfield (Edimburgo) la victoria más histórica del Torneo de las Cinco Naciones. Con su triunfo sobre Inglaterra obtuvo también el Grand Slam, por haber ganado a los otros cuatro equipos del torneo; la Triple Corona, al haberse impuesto a los tres británicos, y la Copa Calcuta, que disputan tradicionalmente ambos equipos desde 1871. La victoria deportiva, además, fue una revancha mucho más profunda el día que Escocia estrenaba su himno, La flor de Escocia, interpretado y cantado con acompañamiento de gaita tras el británico Dios salve a la reina, que fue pitado más que discretamente. Pareció un auténtico canto de guerra para un día excepcional.En deporte no siempre gana el mejor, sino el que utiliza con más eficacia sus armas. Escocia, con una defensa extraordinaria, no sólo en el juego dinámico, sino en el estático, lo que parecía aún más difícil, frenó a la gran favorita, Inglaterra. Incluso empezó a sorprenderla nada más comenzar el partido. Jugando con un gran empuje en delantera provocó tres golpes de castigo por faltas inglesas y a los 10 minutos su medio apertura Chalmers, sustituto del zaguero Gavin Hastings en las transformaciones, había pasado dos de los tres señalados.

Pero el 6-0 parecía engañoso, explicado también por el fuerte viento que favorecía el ataque local. Aún quedaban 70 minutos de partido y no tardó la reacción inglesa. Al cuarto de hora, Murrayfield enmudeció con dos ataques de la línea de tres cuartos visitante. El segundo acabó en ensayo. Fue un modelo del gran juego de la Inglaterra actual. Ganó una melée más y la apertura de Hill sólo necesitó de los dos tres cuartos centro, Carling y Guscott, para poner el 6-4 en el marcador. Pareció el principio de la exhibición inglesa que se esperaba. Pero no fue así.

Escocia estuvo agobiada a cinco metros de la línea de ensayo casi 15 minutos, como sucedería también en la segunda parte. Pero Inglaterra no logró ensayar. Además, tuvo que desperdiciar dos golpes sacándolos a la mano porque era imposible tirar a palos contra el viento. Escocía mantuvo su ritmo defensivo dinámico e impidió también que su rival sacara ventaja clara de las melées y las touches, algo que había sido imparable hasta ahora en el torneo actual. El colmo fue que Chalmers pasó otro golpe antes del descanso (94).

Y la sorpresa definitiva vino con el ensayo escocés al minuto de la segunda parte. Fue una contestación al inglés anterior casi tan brillante y, desde luego, mucho más eficaz. Stanger superó al rapidísimo Underwood para coger la habilísima patada a seguir de Gavin Hastings. Después, Inglaterra, que jugó ya siempre en campo escocés, no logró más que pasar un golpe de tres. Escocia, con Amstrong de estrella en esos momentos, hizo una defensa heróica y rompió todos los pronósticos.

Archivado En