El Barcelona confirmó su puesto para la fase final de Zaragoza

Las dudas que existían sobre la clasificación del Barcelona para las semifinales de la Copa de Europa, mínimas gracias a su brillante trayectoria, se resolvieron ayer ante el Plillips de Milán, un rival prestigioso pero evidentemente venido a menos. El conjunto milanés tenía ayer su última oportunidad y jugó al máximo (de sus posibilidades, utilizando todos los recursos, incluso el de la marrullería. Por ello, la victoria azulgrana resultó brillante y adquirió mayor valor al no poder disponer de Epi, descartado en el último momento por un dolor en la espalda, ni de Trumbo, baja durante toda la...

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Las dudas que existían sobre la clasificación del Barcelona para las semifinales de la Copa de Europa, mínimas gracias a su brillante trayectoria, se resolvieron ayer ante el Plillips de Milán, un rival prestigioso pero evidentemente venido a menos. El conjunto milanés tenía ayer su última oportunidad y jugó al máximo (de sus posibilidades, utilizando todos los recursos, incluso el de la marrullería. Por ello, la victoria azulgrana resultó brillante y adquirió mayor valor al no poder disponer de Epi, descartado en el último momento por un dolor en la espalda, ni de Trumbo, baja durante toda la temporada.El Barcelona, prácticamente clasificado desde hace dos sernanas, tiene que luchar por mantener un ntmo competitivo que le permita llegar en las mejores condiciones a las semifinales de Zaragoza. Su empeño no es fácil. Por un lado, debe conseguir una motivación más específica que la de luchar por un objetivo poco definido y, por otro, debe evitar que cualquier esfuerzo suplementario pueda llevarle a un derroche peligroso. Ayer rozó el despilfarro, aunque, dada la oposición que planteó el Philips, no parecía tener otra opción.

Costa no hizo su mejor partido de la temporada, pero sin duda sí el más brillante: dio velocidad a su equipo, buenas asistencias, forzó personales y, robó balones hasta desconcertar totalmente al Philips. Solozábal estuvo a la altura de su compañero y su perfecto entendimiento fue lo que propició la victoria azulgrana. Entre ambos, además, apagaron mínimamente al virtuoso Riva. El partido fue duro, rozó la violencia, y el Barcelona supo controlarlo a partir del minuto 16, en el que consiguió el primer empate, a 41 puntos.

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